El problema son las barreras, no las personas con discapacidad Katia D’Artigues
Al salir de nuestras casas inicia nuestra cruzada por acceder a nuestros diferentes destinos, y nos enfrentamos a barreras urbanas de diferentes tipos, entre ellas: arquitectónicas, urbanas, naturales y de transporte, lo que convierte a la función de la accesibilidad en un verdadero desafío. Barreras que son provocadas por las siguientes causas: descoordinación de los semáforos, la falta de eficiencia en las vías por sobreutilización de las mismas, los cortes de circulación por el desarrollo de fraccionamientos cerrados, la dimensión y el mal estado de las banquetas, la falta de señalamientos y dispositivos de control, la falta de integrar las discapacidades físicas, visuales y auditivas.
Las barreras son todo aquello que limita la participación de las personas en el desarrollo de sus actividades.
Kevin Lynch, habiendo integrado la perspectiva física-psicológica al urbanismo, definió a las barreras urbanas como “… un elemento lineal que se percibe como una barrera para la ciudad. Los bordes no solo no sirven para desplazarse, sino que limitan la movilidad de las personas. Se trata de líneas como muros, vallas, vías ferroviarias, límites de desarrollos, barrancos, ríos, costas, fronteras políticas…”
El CDC (centro para el control y prevención de enfermedades) de los Estados Unidos, no solo ve las barreras físicas, sino que va más allá, ve otros conceptos de limitantes, que son a mi juicio, igual de importantes a los arriba descritos. Me explico, las barreras son todo aquello que limita la participación de las personas en el desarrollo de sus actividades. Entonces, lo definido por el CDC, son las causas que provocan las limitaciones de las personas, como: falta de comunicación, falta de políticas adecuadas, inadecuada programación de acciones, falta de integración social y un transporte ineficiente, y el efecto sería una infraestructura que limita la participación de las personas en el desarrollo de sus actividades.
La fundación ADECCO, por su parte, define a la discapacidad como una condición del ser humano que, de forma general, abarca las deficiencias, limitaciones de actividad y restricciones de participación de una persona en la vida pública.
Si analizamos lo definido por la ADECCO, al decir que la discapacidad es una condición del ser humano, y si lo confrontamos por lo dicho por Katia D’Artigues “el problema son las barreras no las personas con discapacidad”; desde mi visión, lo dicho por D’Artigues , es un concepto más amplio, el problema es la ciudad y no la condición de las personas.
La respuesta a la pregunta, de que si hay ciudades discapacitadas, para el que escribe, es un contundente sí, y aseguro que Guadalajara es una metrópoli discapacitada, ya que no ofrece las condiciones necesarias a personas sin discapacidad y discapacitadas para vivir en una ciudad para todos, sin problemas de movilidad y todas las externalidades que esta función urbana genera.
Entonces, se puede asegurar que hay personas con deficiencias, limitaciones y restricciones, que requieren de equipamiento e infraestructura especial; así como hay ciudades que no cuentan con la infraestructura y equipamiento para todos los habitantes, a estas, las podremos llamar ciudades discapacitadas, haciéndole honor a lo escrito por D’Artigues.
Esta visión de ciudades discapacitadas, se reconocen por sus ineficiencias, al limitar y restringir el fácil acceso a las funciones urbanas, sin importar las condiciones físicas de las personas, es decir, su movilidad es lenta e insegura, además que enferma de forma física y psicológica a los que se mueven en la ciudad.
De acuerdo con la CDC, los nuevos conceptos incluidos de barreras, extienden la visión de estas. Este nuevo concepto de ciudades discapacitadas, en términos generales presenta 4 barreras principales: física, social, política y programática
La falta de acciones que impulsen el concepto de una ciudad para todos, las debemos de considerar como barreras, estas, generadas por los administradores de la ciudad, entre las que podemos señalar: la falta de infraestructura; comunicación deficiente; inadecuada política e ineficiente esquema programático; y finalmente un ineficiente transporte público.
Las barreras urbanas son de diferentes tipos, entre ellas: arquitectónicas, urbanas, naturales y de transporte, lo que convierte a la función de la accesibilidad en un verdadero desafío.
Esta visión de ciudades discapacitadas, se reconocen por sus ineficiencias al limitar y restringir el fácil acceso a las funciones urbanas, sin importar las condiciones físicas de las personas.