La movilidad urbana es un componente esencial en la vida cotidiana de cualquier sociedad. Sin embargo, tradicionalmente, la planificación de la movilidad ha estado centrada en las necesidades de los adultos, dejando de lado a grupos vulnerables como niñas, niños y adolescentes (NNA). Incorporar a estos grupos en la planificación no solo promueve su seguridad y bienestar, sino que también contribuye al desarrollo de ciudades más inclusivas y sostenibles.
En las ciudades de México, la movilidad infantil sigue siendo un tema relegado en el diseño, planeación y operación del transporte público. A pesar de que la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial (LGMySV) establece principios de accesibilidad e igualdad, las niñas y niños del país se enfrentan a restricciones y limitaciones dependiendo del estado donde residan, lo que evidencia una falta de criterios homologados en su derecho a la movilidad.
Como lo señala el especialista Victor Alvarado en su texto titulado: Las Infancias un olvido permanente en la movilidad y el transporte de México, a nivel nacional, estados como Aguascalientes, Ciudad de México y Sinaloa permiten que menores de siete años utilicen el transporte público de manera independiente, mientras que en Tabasco se exige una edad mínima de diez años. En cuanto al costo del servicio, la mayoría de las entidades establecen que los niños deben pagar boleto desde los tres o cinco años de edad, con algunas excepciones, como Nuevo León, donde los menores de 1.10 metros pueden viajar sin costo, pero solo si van acompañados por un adulto.
Las restricciones también afectan la movilidad activa. En Quintana Roo, los menores de diez años tienen prohibido circular en bicicleta por calles y avenidas, mientras que en Sonora la edad mínima para hacerlo de forma autónoma es de doce años. Estas regulaciones fragmentadas reflejan la falta de un enfoque integral que priorice la autonomía y seguridad infantil en la movilidad urbana.
La aprobación de la LGMySV generó expectativas sobre una mejora en la movilidad infantil, sin embargo, a la fecha apenas dos terceras partes de los estados cuentan con leyes locales de movilidad armonizadas con la ley general, pero esto tampoco a sido garantía para implementar medidas específicas para garantizar equidad y justicia para las infancias en el acceso al transporte público y la movilidad activa.
“La planeación y diseño de política pública a nivel nacional y en distintas ciudades viene desde un enfoque adultocéntrico, es decir se legisla, se planea desde la perspectiva de cuidado a las personas adultas dejando de lado las necesidades, los criterios y los procesos formativos de las infancias… no solo debemos pensar en ellas, es necesario hacerlas partícipes de una manera permanente no solo con esfuerzos efímeros o anuales, que no traen cambios reales para este sector de la población”, puntualizó el consultor y especialista en temas de transporte y movilidad, Victor Alvarado.
El derecho de niñas y niños a la movilidad está respaldado por la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, que en su Artículo 13 establece el principio de igualdad y no discriminación. Sin embargo, en la práctica, este derecho no se ha traducido en políticas públicas efectivas que garanticen su movilidad segura y equitativa en todas las ciudades del país.
La meta 11.2 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible establece que, para 2030, se debe proporcionar acceso a sistemas de transporte seguros y sostenibles, con atención especial a poblaciones vulnerables, incluidas las infancias. No obstante, en México, la falta de infraestructura segura para niños y niñas, la ausencia de tarifas accesibles y la desigualdad en la regulación estatal reflejan una omisión en la planeación de la movilidad infantil.
Para revertir este olvido, es urgente que los gobiernos locales y el Congreso de la Unión trabajen en una política pública que estandarice los derechos de las infancias en el transporte público y fomente una movilidad activa segura, garantizando su derecho a desplazarse de manera equitativa y digna en las ciudades del país.
Existen comisiones en los congresos estatales y también en el federal de Movilidad, Seguridad Vial, Equidad, y son estas las que deberían estar vigilando y resguardando a los niños, niñas y adolescentes en materia de movilidad… la recuperación de espacio, áreas seguras de juegos y esparcimientos, así como la planeación del transporte público, debería tener un enfoque hacia las infancias”, agregó el especialista.
Incluir a NNA en la planificación de la movilidad urbana ofrece múltiples beneficios que trascienden su bienestar individual:
- Desarrollo de la autonomía y habilidades sociales: La movilidad independiente permite a los NNA desarrollar confianza en sí mismos y habilidades sociales al interactuar con su entorno. Según el Instituto de Desarrollo Urbano y Territorial de Francia, la movilidad independiente contribuye al crecimiento y desarrollo de los niños, influyendo en su desempeño educativo y comunitario.
- Promoción de hábitos saludables: Fomentar desplazamientos activos, como caminar o andar en bicicleta, combate el sedentarismo y previene enfermedades asociadas al sobrepeso y la obesidad. La Fundación Mapfre, a través de su Caravana de Seguridad Vial, ha implementado circuitos urbanos donde niños practican el respeto a las normas de tránsito, promoviendo una cultura de movilidad activa y segura.
- Reducción del tráfico y la contaminación: Al incentivar modos de transporte no motorizados entre los NNA, se disminuye la congestión vehicular y las emisiones contaminantes, mejorando la calidad del aire y la salud pública.
- Fortalecimiento del tejido social: Espacios públicos diseñados para la seguridad y el disfrute de los NNA fomentan la interacción comunitaria y el sentido de pertenencia, esenciales para una convivencia armónica.
Incluir a los niños, niñas y adolescentes en la planeación de la movilidad, promueve su autonomía, fomenta hábitos saludables, reduce el tráfico y la contaminación, y fortalece el tejido social.
Seguridad vial y escolar: pilares fundamentales
La seguridad vial es crucial para garantizar que los NNA puedan desplazarse sin riesgos. Según la Organización Panamericana de la Salud, la seguridad vial se refiere a las medidas adoptadas para reducir el riesgo de lesiones y muertes causadas por el tránsito.
Estrategias para mejorar la seguridad vial y escolar
- Educación vial desde temprana edad: Incorporar programas educativos que enseñen a los NNA sobre normas de tránsito y comportamientos seguros es esencial. En Guatemala, se han implementado charlas de educación vial para niños y adolescentes, destacando la importancia de formar desde temprana edad una cultura de seguridad vial.
- Infraestructura segura y adaptada: Diseñar entornos escolares con señales claras, pasos peatonales elevados y zonas de velocidad reducida. En Colombia, el “Proyecto Bici” en la localidad de Kennedy implementó cambios viales temporales para transformar espacios escolares en calles seguras, promoviendo el uso de la bicicleta y la caminata como medios de transporte.
- Participación comunitaria: Involucrar a padres, docentes y autoridades locales en la creación de entornos seguros. En Paraguay, adolescentes participaron en la campaña “Vale una vida”, parte del proyecto “Seguridad vial en el entorno escolar con enfoque inclusivo”, para crear conciencia sobre la seguridad vial.
- Implementación de tecnologías y señalización innovadora: La utilización de señales llamativas y tecnologías puede mejorar la seguridad. En Colombia, se implementaron “Líneas de Vida”, líneas rojas en carreteras ubicadas en puntos peligrosos, para alertar a los conductores y fomentar un buen comportamiento vial.
La infraestructura adecuada, la educación vial desde la infancia y la participación comunitaria son claves para garantizar traslados seguros.
Casos de éxito en la integración de NNA en la movilidad urbana
Diversas iniciativas alrededor del mundo han demostrado que es posible y beneficioso integrar a los NNA en la planificación de la movilidad:
Programa de tutoría entre iguales en Asturias, España: El Principado de Asturias implementó de forma obligatoria el programa de tutoría entre iguales (TEI) contra el acoso escolar en todos los centros educativos públicos y concertados. Este programa, que abarca Infantil, Primaria y Secundaria, busca mejorar la convivencia escolar y crear un entorno educativo inclusivo y libre de violencia.
- Caravana de Seguridad Vial de la Fundación Mapfre en España: Esta iniciativa ha recorrido diversas ciudades españolas, instalando circuitos urbanos donde niños en bicicletas y patinetes practican el respeto a las señales de tráfico y normas de circulación. El programa busca inculcar a los jóvenes los principios de seguridad vial para que sean adultos responsables en la convivencia entre vehículos y peatones.
- Foro Internacional de Seguridad Vial Infantil (FISEVI) en Colombia: Colombia ha sido sede del Foro Internacional de Seguridad Vial Infantil, un evento que reúne a expertos internacionales para compartir experiencias, casos de éxito y buenas prácticas para prevenir y mitigar la siniestralidad vial que afecta a niñas, niños y adolescentes.
- Caminar y pedalear a la escuela: En diversas ciudades de México esta iniciativa coordinada por el Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP), busca transformar la manera en que niñas y niños se desplazan a sus centros educativos. Este programa promueve la movilidad activa, priorizando las caminatas y el uso de la bicicleta como alternativas seguras y sostenibles al transporte motorizado. El objetivo de la iniciativa es reducir la dependencia del automóvil en los traslados escolares, mejorar la seguridad vial en entornos escolares y fomentar hábitos saludables en la infancia. Para lograrlo, el ITDP trabaja con autoridades locales, comunidades escolares y sociedad civil en la implementación de infraestructura adecuada, como cruces peatonales seguros, ciclovías y zonas de tránsito calmado. Ciudades como Guadalajara, Ciudad de México y Puebla han sido pioneras en la adopción del programa, con intervenciones urbanas que han demostrado su impacto positivo. Entre los beneficios destacan la reducción del tráfico en horarios escolares, menor contaminación del aire y mayor autonomía para niñas y niños en sus trayectos cotidianos.
En México no existen ejemplos de éxito como en Colombia, en China o España, aquí solo hay esfuerzos esporádicos sin mayor impacto”, aseguró Alvarado.
En México, la planeación del transporte público y la movilidad activa no consideran de manera integral las necesidades de niñas y niños. Las regulaciones varían según el estado, generando restricciones y desigualdad en su derecho a moverse de forma segura y autónoma.
Desafíos y recomendaciones para una movilidad inclusiva
A pesar de los avances, persisten desafíos en la integración efectiva de NNA en la planificación de la movilidad:
- Percepción de inseguridad: La percepción de inseguridad en las calles limita la autonomía de los NNA. Es fundamental implementar políticas públicas que garanticen entornos seguros y confiables.
- Falta de infraestructura adecuada: Muchas ciudades carecen de infraestructuras adaptadas a las necesidades de los NNA. Es necesario invertir en la creación de espacios públicos que promuevan una movilidad segura y accesible.
- Poca participación de NNA en la toma de decisiones: Las autoridades deben fomentar espacios de participación infantil en la planificación urbana, asegurando que sus voces sean escuchadas y sus necesidades atendidas.
Incluir a niñas, niños y adolescentes en la planificación de la movilidad no solo mejora su seguridad y calidad de vida, sino también beneficia a la sociedad en su conjunto. Diseñar ciudades más seguras, accesibles y amigables con la infancia contribuye al bienestar colectivo y fortalece la cohesión social.
A pesar de la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial, aún no existen criterios homologados ni políticas públicas efectivas que garanticen equidad a los NNA en su acceso al transporte y espacios urbanos.