4 de junio de 2025, 6:00 a.m., salí de San Juan Cosalá con destino a la Ciudad Judicial (Guadalajara), hora de arribo: 9:01. Lo impactante es que no hubo accidentes, solo un alto número de vehículos que sobrepasaron la capacidad de las vías (congestionamiento). Tres horas para llegar a mi destino: inaceptable. Entonces, llegó a mi mente la frase: “sigue siendo necesario repensar la movilidad”, ya que es el principal pendiente de nuestras autoridades.
¿Por qué repensar la movilidad?
El tema es muy vasto y lleno de ramificaciones, por lo que las leyes que impulse el Legislativo para repensar la movilidad deben venir acompañadas de acciones eficaces para alcanzarla, además de los necesarios y cuantiosos recursos públicos para hacerlas tangibles y que no sean uno más de los discursos que queden como ocurrencias sexenales.
¿Cuáles son las principales externalidades que fundamentan la necesidad de repensar la movilidad?
Como lo mencioné en mi trabajo de obtención de grado en la Maestría en Ciudad y Espacio Público Sustentable, la eficiencia de las vías urbanas se sustenta en controlar las siguientes externalidades negativas: accidentes, fatalidades, contaminación atmosférica, cohesión social, degradación espacial, barreras urbanas, contaminación visual, congestionamiento vehicular, infraestructura y tiempo de desplazamiento.
Y la principal causa: el congestionamiento de las vías urbanas. Por lo tanto, repensar la movilidad, con la oportunidad que nos ofrece un nuevo gobierno (sea del color que sea, es una gran oportunidad), es para estar de plácemes.
Hoy la ciudad vive una guerra entre los vehículos de combustión interna y los conocidos como micromovilidad (vehículos ligeros y de baja velocidad como la bicicleta, patines eléctricos y monopatines), guerra que debe ser evaluada con justa dimensión. No podemos llamar al vehículo el elefante en la recámara. Recordemos que la movilidad es producto del desarrollo urbano (este sí es el elefante en la recámara), y su definición de las vías —regionales, primarias, secundarias y terciarias— debe ser en relación con la densidad de los usuarios.
Esto me confirma que el desarrollo urbano y la movilidad urbana deben estar bajo un solo mando que priorice la eficiencia y la inteligencia en la movilidad. No olvidemos que los usuarios deben estar en el centro de las decisiones, conviviendo en armonía con los vehículos de combustión interna.
Dos son las prioridades que debe tener el proceso de repensar la movilidad: la prioridad social y la prioridad económica. Es decir, el acceso a la movilidad sustentable de los tapatíos debe ser tan importante como el crecimiento económico de la ciudad. Esta es una condición sine qua non: velar por el desarrollo social y económico de la AMG.
Como lo he dicho en participaciones anteriores, lo que primero necesitamos es tener un gobierno planificador que dimensione: ¿qué es lo que nos falta?, ¿cuánto nos falta? y ¿cuándo podremos eliminar las deficiencias de la movilidad?
Sabemos que en 2015, según datos del IIEG, Jalisco contaba con 2.232 millones de viviendas, de las cuales el 44.5% se ubicaban en la ZMG; y ya para 2020 alcanzó 2.626 millones, lo que representó un incremento del 13.2%.
Si la tendencia continúa con la misma tasa de crecimiento, para 2030 Jalisco contará con 3.365 millones de viviendas, correspondiendo al AMG 1.497 millones. El AMG crece rápido y de forma irregular (no solo por la tenencia de la tierra, también por una inadecuada planeación urbana). Este crecimiento demanda el impulso de las siguientes acciones para repensar la movilidad del AMG.
Es importante señalar que este tipo de intervenciones deben tener prioridades en su ejecución. De acuerdo con mi experiencia, la prioridad debe ser: más y mejor infraestructura (producto de una planeación urbana); más y mejor transporte público; más movilidad activa; y mejor gestión del tráfico, todas estas sustentadas con leyes capaces de impulsar el nuevo modelo de movilidad.
Subrayo, como lo dije en el párrafo anterior, ese debe ser el orden. Pero recordemos que no podemos determinar un nuevo modelo de movilidad si las autoridades no están dispuestas a conocer las vivencias y propuestas de los millones de usuarios, especialistas y académicos de la ciudad. Recordemos: ellos son quienes están padeciendo las externalidades que provoca la movilidad. Después de este proceso de consulta, donde estén representados los diferentes sectores de la sociedad y hayan expresado cómo debe ser la nueva movilidad, opiniones y objetivos estratégicos estos deben ser la base para construir un gran trabajo de planeación estratégica.
A continuación, esbozo las características principales de estas:
PRIORIDAD 1
Construir y eficientar la infraestructura es la verdadera palanca para el desarrollo de una nueva movilidad. Cualquier acción que realicemos —a excepción de las jornadas para conocer las vivencias y propuestas de la sociedad, así como la adecuación de leyes— anterior a la consolidación de la infraestructura, nos dará serios problemas al repensar la movilidad del AMG. Dicho de otra manera, estaremos tratando de resolver los efectos y no las causas. Sabemos que la capacidad de las vías es el verdadero origen de la deficiente movilidad.
El AMG necesita un modelo de asociación entre autoridades e inversionistas que sumen los fondos necesarios para construir y eficientar la infraestructura.
PRIORIDAD 2
Un transporte público que funcione bajo las premisas de confort, confiabilidad, seguridad e integración de modos será la clave para competir contra los vehículos particulares. Esto evitará el éxodo del transporte público al vehículo particular y, a su vez, promoverá el retorno del vehículo particular al transporte público. Esta debe ser la palanca que sustente el decremento en la tasa de motorización.
PRIORIDAD 3
Sabemos que la movilidad activa disminuye la generación de CO₂, así que debemos priorizarla. Pongo acento en la siguiente frase: “de manera inteligente”, fomentando una movilidad activa que no impacte ni en la generación de congestionamiento ni en la generación de contaminantes. Es muy fácil utilizar las arterias principales (por su bajo costo), ahogando su capacidad. Por lo tanto, si no desarrollamos una infraestructura para la movilidad activa —además de la existente—, seguiremos inmersos en las mismas externalidades negativas que hoy padecemos.
PRIORIDAD 4
La seguridad vial y la fluidez de las vías solo se pueden alcanzar con una gestión adecuada del tránsito, obviamente con una infraestructura eficiente y con sistemas inteligentes de control (control de tráfico, gestión inteligente, control de velocidad y prioridad para el transporte público). Recordemos que somos muchos los que circulamos en ellas, y cada uno con diferente educación vial y diferente estado de ánimo.
Finalmente, de implementar y dar continuidad a estos cuatro ejes, podemos decir que vamos en el derrotero correcto. De verdad, el AMG merece repensar la movilidad.
El repensar la movilidad requiere de una visión integral que contemple infraestructura, transporte público, movilidad activa y gestión del tránsito, sustentada en planeación estratégica y leyes adecuadas.