Escrito: Lic. Leticia Escobar / Delegada AIPSEV Edomex / lety@escobar8.gmail.com
La biciescuela es un proyecto que, inicialmente, está concebido para que te enseñen a andar en bicicleta o a mejorar tus habilidades en la misma; aunque actualmente se encuentran en varios estados de nuestro país, estos proyectos, en apariencia sencillos, tienen un trasfondo mucho más poderoso y deberían ser parte de las actividades cotidianas en las escuelas y en los centros laborales.
Las biciescuelas son la base para acercarnos de forma confiada y segura, mediante el conocimiento, a la movilidad activa; sensibilizan en valores como la solidaridad, la sustentabilidad, la inclusión y la igualdad ante un mundo donde prevalecen las diferencias socioeconómicas de manera acentuada, ya que en la bicicleta se vive la homogeneidad en toda su expresión. Sin importar qué tan cara o económica sea tu bici, en ningún momento se pierde la condición humana, ni se genera una distancia entre los ciclistas porque las barreras metálicas no existen.
Las biciescuelas surgieron como propuesta pedagógica para explicar, de forma colectiva y cooperativa, cómo disfrutar más de la bicicleta y cómo cuidar de nuestra integridad para llegar al máximo disfrute de una ciudad que tiene mucho que ofrecer. Los primeros instructores de la biciescuela eran usuarios asiduos de la bicicleta, que, a través de su vasta experiencia, compartían su gusto, amor y, sobre todo, tips para pedalear más fácil y seguro en el espacio público. Con el tiempo, se han ido especializando, han conquistado diversos tipos de alumnos y han logrado generar nuevos amantes de la movilidad en bicicleta.
Estos proyectos tienen en sus entrañas distintas misiones. Primero que nada, los cursos son diversificados, desde la perspectiva infantil o para adultos, para hombres, para mujeres o para todo tipo de público; para aquellos que quieren vivir por primera vez la máquina del tiempo (bicicleta) y solo la tomarán como un medio recreativo, o para aquellos que la volverán un medio de transporte cotidiano con programas como: “En bici al trabajo”, “En bici a la universidad”, entre otros.
A través de esta iniciativa, muchas asociaciones civiles han tomado la batuta para enfatizar los beneficios de moverse en bicicleta: salud física, psicológica y emocional (el mundo de la bicicleta introduce en una comunidad muy amigable que favorece estos aspectos de la salud). Otras ventajas también incluyen la mejora en la economía personal, el ahorro de tiempo, etc.
En cuanto a proyectos especializados con alto valor, como “Paseo a Ciegas”, que es una iniciativa de la sociedad civil organizada, se ha apostado por generar paseos en bicicleta para personas con discapacidad visual, con apoyo de bicicletas tándem, o los paseos de bici-sordos. Otras iniciativas de género, como la biciescuela para mujeres, también han surgido. Y es que, en las diferencias y necesidades particulares de distintos grupos, se encuentra en común la bicicleta y las ganas de aprender a andar en ella para gozar de una movilidad activa.
Las biciescuelas promueven el bienestar físico, emocional y económico, impulsando la convivencia respetuosa entre peatones, ciclistas y demás usuarios de la vía pública.
Las metodologías son diversas, conforme a las características del grupo que se atiende, así como al lugar donde se brindan las clases, el número de alumnos y otras variables como: el nivel de habilidad y destreza del grupo a atender, y el objetivo del curso, que puede ser con fines recreativos o de ciclismo urbano.
El instructor no debe perder de vista el garantizar la seguridad del participante mediante varios recursos como un reglamento a seguir, actividades bien definidas, entornos controlados y un desarrollo progresivo en la bicicleta conforme a la pauta que marca el mismo alumno: la conquista de su autonomía en bici y la seguridad que brinda esta forma de movilidad.
La metodología que se decida utilizar debe considerar tres aspectos importantes: la seguridad del alumno y sus compañeros, las condiciones de la bicicleta (debe estar en óptimas condiciones) y el entorno que sea óptimo para brindar la clase.
La evaluación de lo aprendido debe considerarse desde el conocimiento, habilidades y destrezas en la bicicleta, así como la actitud, valores y emociones al hacer uso de la misma. Motivar a los alumnos a un aprendizaje significativo brinda la posibilidad de una mejor convivencia en el espacio público hacia tres direcciones: la primera, hacia el peatón; la segunda, con otros ciclistas; y la tercera, con otros usuarios de la vía.
Las biciescuelas son iniciativas que requieren mayor impulso por parte de los gobiernos para lograr una política pública más equitativa en el espacio público. No podemos correr cuando no hemos gateado ni caminado antes, porque el siguiente paso es una línea delgada que define situaciones en el espacio público que cambian vidas.
Las biciescuelas son proyectos fundamentales para fomentar la movilidad activa de forma segura y consciente, sensibilizando en valores como la solidaridad, la inclusión y la igualdad en el espacio público.