Ámsterdam 2024: No siempre fue así, pero las infancias y sus madres la transformaron - Pasajero7

Ámsterdam 2024: No siempre fue así, pero las infancias y sus madres la transformaron

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Escrito por: L.A. Morrison / Experta en movilidad no motorizada / Alcaldesa de la Bicicleta del Estado de México

Cuando pensamos en Ámsterdam, la imagen de miles de bicicletas deslizándose por calles seguras parece algo natural, como si siempre hubiera sido así. Pero la verdad es otra: hasta los años 70, Ámsterdam era una ciudad dominada por los automóviles, con altos índices de siniestros y una calidad de vida en deterioro. La transformación no la impulsaron políticos ni urbanistas, sino las madres y sus infantes, quienes se negaron a aceptar que las calles fueran territorio exclusivo de los coches.

En la década de 1950, como muchas otras ciudades europeas, Ámsterdam apostó por el automóvil como símbolo de modernidad. Se construyeron autopistas urbanas y se eliminaron muchas ciclovías para dar paso a más tráfico. Sin embargo, el costo de esta decisión fue altísimo: en 1971, más de 400 niños murieron en accidentes de tránsito en los Países Bajos. La indignación fue tal que surgió el movimiento Stop de Kindermoord (Detengan la matanza de niños), liderado principalmente por madres que exigían calles más seguras para sus hijos.

Las protestas fueron contundentes. Miles de personas tomaron las calles, bloquearon avenidas y presionaron al gobierno para que dejara de priorizar a los automóviles. Paralelamente, la crisis del petróleo de 1973 hizo evidente que depender del coche era un modelo insostenible. En respuesta, el gobierno neerlandés comenzó a restringir el tráfico en ciertas zonas y a invertir en infraestructura ciclista.

El resultado: en las décadas siguientes, Ámsterdam pasó de ser una ciudad hostil para ciclistas a la capital mundial del ciclismo urbano. Hoy, el 40 % de los viajes en la ciudad se realizan en bicicleta, mientras que el uso del automóvil en el centro ha caído a menos del 25%.

El ecosistema de movilidad

Si bien la bicicleta es la reina de Ámsterdam, lo que hace única su movilidad es la integración de todos los sistemas de transporte. Además de las ciclovías seguras y los estacionamientos masivos para bicicletas, la ciudad cuenta con:

  • Un sistema de tranvías eficiente con frecuencias menores a 10 minutos.
  • Autobuses y ferries gratuitos que conectan zonas clave y a los que, obviamente, puedes subir con tu bici.
  • Trenes Intercity, que permiten viajar a Utrecht o Róterdam en menos de una hora.

El tren Intercity ha sido clave en la reducción del uso del automóvil a nivel nacional. Solo en 2023, más de 1.3 millones de personas usaban el tren a diario en los Países Bajos, una cifra que sigue en aumento con las nuevas inversiones en infraestructura ferroviaria.

Ámsterdam no siempre fue una ciudad amigable para las bicicletas; su transformación fue impulsada en los años 70 por madres e infantes que exigieron calles seguras, lo que llevó a la reducción del uso del automóvil y al desarrollo de infraestructura ciclista y transporte público eficiente. 

¿El futuro? Menos autos, más comunidad

El siguiente gran paso de Ámsterdam es su plan para eliminar los coches contaminantes del centro en 2030. Esto incluye más calles peatonales, expansión de ciclovías y mayor electrificación del transporte público.

Lo que aprendí en mi visita en 2024 es que Ámsterdam no siempre fue Ámsterdam. Lo que hoy vemos es el resultado de la lucha de las infancias y sus madres, de decisiones políticas valientes y de una sociedad que entendió que las calles deben ser para las personas, no para los coches.

Esta revolución no fue casualidad ni exclusiva de los Países Bajos. Fue una decisión. Y si ellos pudieron, otras ciudades también pueden hacerlo, pero ¡claro! La población de Ámsterdam es de menos de un millón de habitantes (921,402), y ningún municipio del Estado de México tiene esa población actualmente. Sin embargo, si lo quisiéramos implementar, los municipios más poblados de esta entidad podrían ser un buen piloto. A lo que voy es que el cambio en los Países Bajos y en Holanda empezó con una pequeña ciudad.

A pesar de ser un referente mundial en movilidad sustentable, Ámsterdam aún enfrenta desafíos como el alto costo de vida, restricciones en horarios comerciales y problemas de convivencia vial entre peatones y ciclistas.

Hablando más del viaje, me encantaría compartirles las 5 cosas que NO me gustaron de Ámsterdam

Y no me malentiendan, sí es una ciudad increíble: canales hermosos, bicicletas por todas partes y una vibra cosmopolita única. Estuvimos tomando un Programa de Liderazgo Planeando la Ciudad Segura y Saludable, una visión neerlandesa pero en español, que nos permitió ver la movilidad de esta increíble ciudad con los lentes de la movilidad latina. Un transporte eficiente, limpio y que te lleva a donde quieras en Holanda. Ciclovías en todos lados, un paraíso para ciclistas, dicen.

Claro que tiene cosas maravillosas: su aeropuerto increíble, la mezcla de personas de diferentes nacionalidades que compartimos el espacio por un momento breve, los museos y monumentos, sus centros de transferencia modal… El sueño de llegar en bici a todos lados, pero si no quieres, también la puedes subir (por una módica cantidad de euros) al tren. ¡Vaya locura digna de vivir!

Pero no todo es perfecto. Aquí te cuento cinco cosas que, personalmente, no me encantaron de la capital neerlandesa.

La comida… meh

Si bien los Países Bajos tienen su encanto gastronómico con los stroopwafels y el queso gouda, la comida diaria en Ámsterdam no es precisamente memorable. Muchos platillos son simples y poco condimentados. Si buscas algo más emocionante, terminas pagando bastante en restaurantes internacionales. Aunque he estado en otros lugares fuera de México, siempre pensé que eso de “extraño la comida mexicana” en unas vacaciones temporales era exagerado… hasta que llegué a un lugar con una gastronomía turbo diferente a la mía. Por ejemplo, terminé dejando muchos euros por unas enchiladas verdes.

El respeto al aire limpio… pero solo a medias

Ámsterdam tiene fama de ser una ciudad ecológica, pero la experiencia en la calle es otra historia. Es cierto que casi no hay contaminación por autos, pero en su lugar hay una nube constante de humo… de cigarro y otras cosas más fuertes. Creía que en México se exageraba un poco con la prohibición de fumar en ciertos espacios, hasta que estuve en un bar del que ya me quería ir porque no toleraba el humo. Encontrar un lugar público lejos del cigarro era difícil; solo se conseguía en el hostal, el transporte o la escuela.

La violencia vial sigue ahí… solo cambió de formato

Sí, hay menos autos, pero eso no significa que la ciudad sea un paraíso vial. Las y los ciclistas pueden ser un poquito más agresivos y, si no te mueves lo suficientemente rápido (o te atreves a caminar distraído/a en el carril bici), te harán saber su descontento con gritos, timbrazos y hasta maniobras arriesgadas. Aunque, la verdad, prefiero decir “¡aguas con la bici!” que “¡aguas con el carro!”. La siniestralidad es mucho menor. ¿Tal vez México debería subir más impuestos a los autos para dejar de tener tantas y tan crueles muertes viales?

Todo cierra temprano… menos el Barrio Rojo

Si te gusta la vida nocturna, te llevarás una sorpresa: la mayoría de las tiendas y restaurantes cierran temprano, a veces incluso antes de las 7 p. m. Pero, curiosamente, el Barrio Rojo es de los pocos lugares que se activan hasta altas horas, tal vez por obvias razones. Y sí, ahí también llegas en bici o caminando.

Utrecht está muy lejos… o eso parece

Ok, tal vez no es culpa de Ámsterdam, pero si te emocionas con la idea de visitar Utrecht (mi lugar favorito de los Países Bajos y que no le pide nada), prepárate para un viaje en tren que, aunque solo dura 30 minutos, se siente como una odisea cuando te das cuenta de que el transporte no es tan barato.

Ámsterdam sigue siendo una ciudad increíble, pero ningún lugar es perfecto. ¿Has estado ahí? ¿Qué opinas?