Los factores que inciden en las personas y en el ambiente
son múltiples: el tiempo de desplazamiento, el espacio vial,
la energía, los recursos financieros, el efecto barrera,
los accidentes, la congestión y la contaminación.
CAF
Tanto las religiones como los científicos coinciden que cada efecto que estamos viviendo fue originada por una causa, esta, se puede generalizar en cualquiera de las actividades del hombre, especialmente en lo que se refiere a las funciones urbanas que se desarrollan en las ciudades.
En anteriores participaciones he hablado de manera insistente de las patologías que sufren las ciudades en desarrollo por causa de la movilidad, patologías que fueron valorizadas en más de 21 mil millones de pesos al año de acuerdo con los estudios realizados por el ITDP en el 2009; quiero suponer que en 14 años de realizado el estudio, este valor monetario se ha incrementado, ya que la ciudad día a día decrece su velocidad.
No obstante a lo invertido por las autoridades en acciones para mejorar la movilidad, estas no han logrado impactar las causas que generan la totalidad de las patologías, si, me refiero al congestionamiento vehicular.
Sabemos que el congestionamiento vehicular tiene un origen multicausal, ocasionado por una inadecuada gestión del desarrollo urbano, la falta de estudios técnicos, adecuación y mantenimiento de la infraestructura, la falta de indicadores claves de desarrollo (ICD) para medir la eficiencia de las redes viales, así como la falta de educación vial por parte de usuarios de los vehículos particulares y operadores del transporte público que sustenten las políticas de movilidad.
Como usuarios de las vías urbanas nos hemos acostumbrado a que día a día perdemos nuestro activo más valioso y no renovable, el tiempo, ya que constantemente se añaden unos minutos en nuestros desplazamientos diarios. Así como el congestionamiento es producto de una serie de debilidades de los administradores de la ciudad, ya relacionadas en el párrafo anterior, es a la vez causa de otro importante número de efectos, en los que podremos citar: mayor tiempo en el desplazamiento, incremento en en los accidentes, contaminación ambiental, degradación del espacio público, y generación de barreras urbanas.
Lo anterior nos obliga a reconocer al congestionamiento como el enemigo a vencer en las vías urbanas, ya que es la principal patología que sufren las grandes ciudades. En el estudio del ITDP (arriba mencionado) dimensiona a este con el 56% del valor calculado de las externalidades. Regresando a la causa – efecto, las patologías urbanas producto de esta causal son los accidentes y fatalidades, contaminación, ruido y el cambio climático, entre otras; y a la vez es el efecto de otras actividades ante esta realidad. Es necesario que los administradores de la ciudad (AC) enfoquen sus acciones en solucionar las causas del congestionamiento, ya que de seguir enfrentando los efectos, las soluciones se vuelven temporales.
Las causas registradas en la gráfica anexa con excepción de la conducción u operación de las unidades, son responsabilidad de éstas. Por lo que se sugiere el desarrollo de un nuevo modelo de gestionar el desarrolló urbano y la movilidad.
Este modelo fue presentado en 1999 con la edición del libro “Movilidad una Visión Estratégica para la ZMG”, en la que su propuesta central es la fusión del desarrollo urbano y la movilidad; ambas sustentadas en una sólida gestión vial. Conociendo el origen de los efectos de la movilidad conocemos el camino para anticiparnos, es necesario que los AC vayan a los verdaderos orígenes del problema, la incorrecta administración de la ciudad.
Si de verdad los AC desean hacer un verdadero esfuerzo para anticipar los efectos de la movilidad deben de iniciar un largo derrotero que no dará frutos a corto plazo, deben de hacer una reingeniería que armonice, primero, la responsabilidad conjunta de los diferentes niveles de gobierno; recordemos que algunos de sus integrantes de estos, sí buscan el bien común y otros el beneficio personal. Esta diferencia de intereses impide enfrentar el problema de manera integral.
De acuerdo con la gráfica anexa “propuesta de proceso para anticipar los efectos de la movilidad urbana”, la primera actividad a desarrollar y la más importante es, la creación de los ICD (indicadores claves de desempeño) que nos permitan conocer el estado que guardan las vialidades del AMG, es decir, cuales son sus fortalezas y debilidades. Este trabajo se debe desarrollar conjuntamente con los AC, especialistas, académicos y la sociedad civil organizada, permitiéndonos contar con una métrica que determine las necesidades de las mismas.
Contando con los ICD, los administradores de la ciudad, con base en estos, deberán realizar el primer diagnóstico real de las vías urbanas, diagnóstico que valora los problemas de la eficiencia de las vías urbanas. Estos valores nos permitirán diseñar los términos de referencia del estudio de origen y destino, detallando los trabajos complementarios de ingeniería de tránsito.
Las bases de datos resultantes de los estudios arriba mencionados, generan información científica, veraz y oportuna; recordemos que mientras más características de las vías urbanas tengamos, mejores respuestas lograremos sobre los modelos de Generación de viajes, Distribución, Selección modal, Asignación de rutas. ¿Cómo lograrlo? con los datos de la eficiencia de las vías, así como con las líneas de deseo, esto permitirá aprovechar las fortalezas de las vías para el diseño de una mejor red de transporte.
Este proceso de estudios científicos nos permitirá estar a la altura de los diagnósticos de agua, drenaje, entre otros; por lo que, con la actualización de los planes de desarrollo urbano considerando esta información, se estaría rompiendo el paradigma de ese famoso divorcio del que hemos hablado entre el desarrollo urbano y la movilidad.
Finalmente, los planes de desarrollo urbano tendrían la posibilidad de realizar un capítulo, al que se le debería de denominar programa de adecuación y mantenimiento de la infraestructura vial.
Como colofón de mi participación, el lograr concluir los conceptos anteriores, será el camino para anticipar los efectos dañinos de la movilidad.