La evasión del pago de tarifas en el transporte y cómo la tecnología puede minimizar este fenómeno - Pasajero7

La evasión del pago de tarifas en el transporte y cómo la tecnología puede minimizar este fenómeno

EVASION

En muchas grandes ciudades de América Latina la evasión del pago en el transporte público dejó de ser un problema marginal para convertirse en una amenaza a la sostenibilidad financiera, la calidad del servicio y —en algunos casos— a la convivencia urbana. Estudios e informes regionales muestran tasas de evasión extraordinarias en sistemas de buses y metros, con impactos que van desde una subestimación de los gastos de movilidad hasta pérdidas multimillonarias que terminan subsidiadas por el erario o por el resto de usuarios.

PAG 34

En gigantes urbanos como la Ciudad de México, ejercicios administrativos han mostrado discrepancias importantes entre accesos y salidas: a finales de 2019 autoridades capitalinas estimaron que entre 800,000 y 1,000,000 de personas diariamente no pagaban el acceso al Metro, una cifra que llegó a traducirse en pérdidas diarias millonarias en pesos. Los datos operacionales oficiales del Metro muestran además indicadores útiles (por ejemplo, accesos de cortesía y variaciones anuales) que sirven para analizar el problema con método.

En Bogotá,TransMilenio ha registrado oscilaciones sensibles: estudios oficiales y reportes periodísticos señalan que la evasión en la troncal llegó a niveles alrededor de 29–30% en 2022 y que, tras medidas combinadas, descendió notablemente hasta cifras cercanas a 13–15% en 2023–2024, demostrando que es posible reducir la tasa con un paquete de acciones persistente.

En ciudades como Santiago, Bogotá y Ciudad de México, hasta 3 de cada 10 viajes en transporte masivo se realizan sin pagar, generando pérdidas millonarias y presión sobre los subsidios públicos.

PAG 35

La evasión erosiona la sostenibilidad financiera de los sistemas, limita la renovación de unidades y deteriora la calidad del servicio para quienes sí pagan.

El costo real: ingresos, subsidios y servicio

La evasión no es solo una «falta de civismo»: aparece en las cuentas como menor recaudación, mayor necesidad de subsidios y presiones sobre inversiones y mantenimiento. En sistemas donde la tarifa cubre una porción significativa del costo operativo, la evasión incrementa el déficit, erosiona la capacidad de renovación del material rodante y puede traducirse en peores frecuencias o mayor deterioro de estaciones y unidades. Informes sectoriales y análisis de caso han cuantificado pérdidas directas y efectos colaterales sobre la gobernanza financiera del transporte.

En la práctica, cuando la evasión crece, aparecen tres respuestas típicas:

(1) endurecer sanciones y fiscalización

(2) ampliar subsidios públicos

(3) cambiar el diseño del sistema de cobro (tarjetas, barreras, control tecnológico).

Cada ruta tiene costos políticos y técnicos y ninguna elimina la evasión por sí sola.

¿Qué funciona? Evidencia de medidas que reducen la erosión de ingresos

La experiencia en la región y el trabajo académico apuntan a que las intervenciones más exitosas combinan infraestructura, tecnología, fiscalización estratégica y medidas sociales:

  • Infraestructura de acceso (torniquetes, puertas de control): los sistemas que cierran el acceso con barreras físicas reducen el colado, pero son costosos y requieren mantenimiento. La transición hacia la validación electrónica off-board (pre-pago) reduce puntos de fricción y facilita conteos automáticos.
  • Inspección basada en datos y fiscalización aleatoria: la evidencia modelada indica que la inspección tiene efecto disuasorio —aunque limitado en magnitud— y que es más eficiente si se diseña con información sobre dónde y cuándo ocurre la evasión. Un enfoque aleatorizado y visible incrementa el riesgo percibido entre evasores calculadores.
  • Políticas tarifarias y compensaciones focalizadas: si la evasión se relaciona con incapacidad de pago, la solución no es solo reprimir: programas de subsidio bien focalizados (tarjetas sociales, tarifas diferenciadas por ingreso o edad) reducen la presión a evadir y son más equitativos que la sanción generalizada. El reto es identificar a quién apoyar sin crear incentivos perversos.
  • Tecnologías de pago y análisis de datos: alcancías, sistemas de prepago, validadores, cámaras y contadores automáticos permiten medir la evasión con más precisión que conteos manuales. Herramientas de videoanálisis y analítica pueden identificar patrones (puntos críticos, franjas horarias) y guiar la asignación de recursos de fiscalización. Empresas y organismos técnicos han mostrado casos donde el uso de datos mejoró sustancialmente la detección y la planificación de medidas.

36-37

Casos prácticos: TransMilenio (Bogotá) combinó mayor infraestructura de acceso, campañas culturales, fiscalización y mejoras tecnológicas, y en dos años reportó reducciones significativas en la tasa de evasores —un ejemplo de cómo la combinación sostenida trae resultados—- En Santiago, planes antievasión y mayor fiscalización en la Red han mostrado también descensos relevantes después de aplicar medidas coordinadas.

Tecnología como aliada clave: Sistemas de prepago, validadores automáticos, alcancías electrónicas, cámaras y analítica de datos han demostrado reducir significativamente la evasión cuando se aplican en conjunto con fiscalización y programas sociales.

Recomendaciones prácticas

  • Medir bien antes de actuar: invertir en conteos automáticos y análisis de video para identificar estaciones/tramos críticos; sin datos confiables las medidas son reactivas.
  • Combinar barreras selectivas con inspección móvil: donde instalar barreras no sea posible, usar validadores off-board y equipos de control móviles bien distribuidos según inteligencia operativa.
  • Tarifas y subsidios focalizados: reducir la evasión por incapacidad con mecanismos de acceso social (tarjetas con subsidios dirigidos), evitando castigar a quienes verdaderamente no pueden pagar.
  • Transparencia y comunicación: reportar públicamente índices de evasión, acciones y resultados; la evidencia de TransMilenio y Santiago muestra que la rendición de cuentas legitima las medidas y sostiene la presión política.
  • Usar la tecnología para optimizar, no solo vigilar: analítica para prever cuando se necesita fiscalización, y sistemas de pago integrados que reduzcan fricciones en la compra y validación del pasaje.

Desde quienes no pueden pagar hasta los que calculan riesgos, la evasión tiene múltiples raíces —económicas, sociales y de diseño del sistema— y cada perfil requiere una estrategia distinta. 

La evasión del pago del transporte público es un fenómeno complejo, con raíces económicas, sociales y de diseño institucional. La evidencia regional muestra que no hay un único “remedio milagro”: las políticas que combinan infraestructura (control de accesos), tecnología (alcancías, sistemas de prepago, tarjetas, analítica, CCTV), fiscalización inteligente y medidas sociales bien diseñadas funcionan mejor que las soluciones aisladas. Esto como síntesis de varios estudios y experiencias prácticas:




Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *