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México: avances y retos en el transporte urbano

avances y retos

Escrito por: Bernardo Navarro Benítez / Comité Técnico Internacional de la ALATPU

Afortunadamente en la actualidad observamos en las principales ciudades mexicanas la presencia de iniciativas y realidades que colocan de nuevo a México en la frontera del transporte urbano en América Latina. La mayoría de estas iniciativas se han concretizado como esfuerzos conjuntos público-privados, otras son básicamente privadas y también las hay eminentemente públicas. Las han promovido y concretizado administraciones ligadas al partido del gobierno federal pero también hay excelentes proyectos de gobiernos locales ligados a otras formaciones políticas. El transporte urbano nuevamente es un ámbito de moda y rentabilidad política.

Cuando parecía que no sucedería, la electromovilidad, aunque embrionariamente, ha tomado una vitalidad inusitada en México a partir de la postpandemia sobre todo impulsada por la emergente oferta china.

No obstante, aún en etapa inicial, la electromovilidad en México ha ganado impulso después de la pandemia, especialmente con la oferta china y proyectos como el Cablebús en CDMX, el Ie-Tram en Mérida y la expansión de trenes eléctricos en varias ciudades.

Sin embargo, a la vez persisten grandes retos no resueltos en el transporte urbano de nuestras principales ciudades, debido al mantenimiento de fuertes carencias en las alternativas de transporte que trasladan a las mayorías urbanas. Servicios obsoletos: por su organización artesanal, por sus vehículos y formas de tratamiento por las administraciones públicas locales, que provocan congestión, baja calidad y deficiencia en el servicio a los usuarios, además de severos impactos ambientales. Ello ha provocado que en los años recientes los pasajeros en muchas ocasiones “se bajen” del transporte colectivo y adquieran motocicletas de bajo costo y calidad para realizar sus traslados cotidianos. Esta situación ha provocado en los últimos lustros el crecimiento del parque vehicular de motocicletas en promedios superiores a los dos dígitos superando significativamente el incremento poblacional de los años recientes.

Afortunadamente observamos en Ciudad de México alternativas eléctricas de funiculares urbanos, denominado Cablebús, incluso con la ruta más larga en operación de América Latina. Nuevos trenes eléctricos que prestan servicio en ciudades como Toluca y pronto en Ciudad de México, así como la próxima inauguración del ramal del ferrocarril eléctrico que conectará el nuevo aeropuerto Felipe Ángeles (AIFA) desde Buenavista. También tenemos el crecimiento reciente del tren urbano de Guadalajara, Jalisco, que ya forma una red incipiente pero estructurante de los desplazamientos públicos de la capital tapatía. De la misma forma en la capital de Nuevo León además de continuas ampliaciones a las flotas de transporte público, su tren metropolitano ha extendido su servicio. Al otro extremo de la geografía nacional Mérida, capital de Yucatán, ha implantado el Ie-Tram, que consiste en un servicio de autobuses eléctricos de última generación, con varias rutas.

A pesar de los esfuerzos recientes para impulsar políticas generales de promoción del transporte público urbano desde el gobierno federal estas han sido muy limitadas. Falta establecer políticas federales de financiamiento de largo plazo, así como mecanismos de apoyo institucionales para la planeación e implantación de políticas desde el más pequeño municipio, como también para las grandes conurbaciones metropolitanas.

En México cada vez comprendemos mejor que el transporte público ha trascendido su comprensión de medio para trasladar personas, para ser entendido cada vez más como un importante ámbito de incidencia en la recuperación de la calidad del aire, la ordenación urbana, así como también un medio para dar accesibilidad a oportunidades y por ende a la justicia económico-social. Ejemplo de ello, entre otros varios, lo constituyen claramente los servicios eléctricos que conectan el sur industrial popular del área metropolitana de Guadalajara, el trolebús elevado en Iztapalapa, Ciudad de México, que próximamente se articulará con el servicio de trolebús en vía exclusiva con los municipios del oriente popular del Estado de México.

A pesar de los avances, muchas ciudades mexicanas aún enfrentan problemas como servicios obsoletos, congestión y falta de calidad en el transporte público, lo que ha llevado a un aumento en el uso de motocicletas de bajo costo.

Bajo esta perspectiva, en distintas ciudades mexicanas diversos proyectos en curso proponen impulsar movilidad inclusiva con modernidad. El gobierno federal ha presentado un ambicioso proyecto de trenes de pasajeros que conectarán importantes metrópolis de la Región Centro de México con otras del Occidente y ciudades fronterizas estratégicas, además de Pachuca en el Estado de Hidalgo. Es de esperarse que se aproveche la capacidad ordenadora y de traslado de estas alternativas de transporte masivo para prestar, en lo posible, servicio intraurbano de pasajeros como acontece con el Tren Insurgente en la zona metropolitana de Toluca y que próximamente ocurrirá en la Ciudad de México con la inauguración de la terminal Observatorio y la estación intermedia Vasco de Quiroga de este tren eléctrico elevado.

Si bien existen proyectos de modernización, la falta de financiamiento de largo plazo y mecanismos de apoyo institucional han limitado el desarrollo integral del transporte público en México. 

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