En la discusión sobre ciudades seguras, el enfoque suele centrarse en temas como la criminalidad, la vigilancia policial o la instalación de cámaras de seguridad. Sin embargo, una variable crítica para lograr entornos urbanos más seguros es la infraestructura peatonal. Las ciudades que apuestan por una mejor infraestructura para los peatones no solo protegen la vida de quienes caminan, sino que también fomentan un entorno más equitativo y saludable.
En México, la falta de inversión en infraestructura peatonal es una asignatura pendiente. Aunque en las últimas décadas se ha avanzado en algunos aspectos de la movilidad urbana, los recursos destinados a mejorar los espacios peatonales han sido escasos en comparación con los destinados a la infraestructura vehicular. Esta desatención no solo pone en riesgo la seguridad de los peatones, sino que también limita el desarrollo de ciudades más sostenibles y equitativas.
La importancia de una infraestructura peatonal segura
La seguridad peatonal comienza con el diseño de las calles. Una correcta planeación urbana que priorice las necesidades de los peatones puede reducir significativamente los accidentes viales y mejorar la calidad de vida. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 270 mil peatones pierden la vida cada año en el mundo, una cifra alarmante que evidencia la urgencia de invertir en infraestructura adecuada.
La OMS recomienda medidas como la creación de cruces peatonales seguros, semáforos bien sincronizados, aceras amplias y la reducción de la velocidad vehicular en zonas urbanas.
Ciudades como Copenhague o Ámsterdam son reconocidas internacionalmente por su infraestructura peatonal de primer nivel. En estas ciudades, la inversión en espacios peatonales ha reducido significativamente los accidentes y ha fomentado un estilo de vida más activo y saludable.
Los expertos coinciden en que una infraestructura caminable no solo es una cuestión de seguridad, sino también de equidad. Así lo señala Marta Figueroa, especialista en movilidad urbana.
“Cuando priorizamos al peatón, estamos haciendo ciudades más inclusivas, donde todos —sin importar su condición física, edad o nivel económico— pueden desplazarse de manera segura y eficiente”.
México y la falta de inversión en infraestructura peatonal
A pesar de los beneficios evidentes, en México la inversión en infraestructura peatonal es insuficiente. De acuerdo con un informe del Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP), solo el 1% de los recursos públicos para infraestructura se destina a mejorar los espacios peatonales, mientras que más del 70% se dirige a proyectos de vialidades para automóviles. Esta desproporción refleja una política de movilidad centrada en el automóvil, que deja a un lado a los usuarios más vulnerables: los peatones.
El problema se agrava en las grandes ciudades como la Ciudad de México, Guadalajara o Monterrey, donde el crecimiento urbano ha sido desordenado y la mayoría de los espacios peatonales carecen de diseño adecuado.
En muchas zonas urbanas, las aceras son inexistentes o están en mal estado, lo que obliga a los peatones a caminar por la calle, exponiéndose a accidentes. Además, la falta de cruces seguros y de señalización adecuada hace que cruzar las avenidas principales sea una tarea peligrosa.
México tiene una deuda histórica con el peatón. No se puede hablar de ciudades seguras si seguimos descuidando a quienes caminan”, apunta Alejandro López, vocero de la organización Movilidad Segura.
El papel de las autoridades y la necesidad de un cambio
A nivel legislativo, nuestro país ha avanzado con la promulgación de la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial, que reconoce la jerarquía de la movilidad, colocando al peatón en la cima de la pirámide, lo que se refuerza con la NOM-034-SCT2/SEDATU-2022, señalización y dispositivos viales para calles y carreteras. Sin embargo, este marco normativo aún no se refleja en la práctica. Las inversiones en infraestructura peatonal continúan siendo marginales y la implementación de proyectos es lenta y limitada.
Un aspecto clave para lograr un cambio real es la asignación de presupuesto suficiente para mejorar las condiciones de las vías peatonales. Proyectos como la ampliación de aceras, la instalación de cruces elevados o la creación de zonas de tráfico calmado requieren inversión, pero también voluntad política.
El problema es que muchas veces las decisiones de inversión se basan en criterios económicos a corto plazo, sin considerar los beneficios de largo plazo que puede traer una ciudad caminable”, agrega Martha Figueroa.
Las ciudades que apuestan por una mejor infraestructura para los peatones no solo protegen la vida de quienes caminan, sino que también fomentan un entorno más equitativo y saludable.
Ejemplos de éxito y lecciones para México
A pesar de las carencias, existen algunos ejemplos de éxito en México. Uno de ellos es el programa de rehabilitación del Centro Histórico de la Ciudad de México, donde se han implementado medidas para reducir el tráfico vehicular y fomentar los desplazamientos a pie. Las calles Madero y 16 de Septiembre, que antes eran vías congestionadas, se han convertido en calles peatonales que ahora son transitadas diariamente por miles de personas. Este tipo de iniciativas no solo han mejorado la seguridad, sino que también han dinamizado la economía local, atrayendo más comercios y turistas.
Otro caso digno de mención es el de Zapopan, en Jalisco, donde el gobierno municipal ha impulsado un programa integral de mejora de la movilidad peatonal. El proyecto incluye la ampliación de banquetas, la creación de cruces seguros y la reducción de la velocidad vehicular en zonas escolares y residenciales. Como resultado, los accidentes peatonales en la zona han disminuido notablemente, y la calidad de vida de los habitantes ha mejorado.
El futuro de las ciudades caminables en México
Los expertos coinciden en que el desarrollo de ciudades caminables no es solo una cuestión de infraestructura, sino de cambiar la forma en que concebimos los espacios urbanos.
La planificación urbana debe dejar de centrarse en el automóvil y comenzar a priorizar a las personas. Esto requiere no solo inversión, sino también un cambio de mentalidad entre autoridades y ciudadanos.
“El reto para México es construir ciudades para las personas, no para los coches”, concluye Alejandro López de Movilidad Segura. Para lograrlo, es fundamental que las autoridades, junto con la sociedad civil, impulsen proyectos de infraestructura peatonal que garanticen la seguridad y el bienestar de todos los ciudadanos. Solo así será posible construir ciudades más seguras, justas y sostenibles.
La seguridad de las ciudades depende, en gran medida, de la capacidad para priorizar al peatón en la planificación urbana.