Escrito por: Ernesto Morua / Dr. en Estudios Sociales / X:@ErnestoMorua
La seguridad es parte fundamental de la experiencia del usuario en el transporte público. Los usuarios dependiendo de esta puede elegir el transporte público si lo reconoce seguro para su traslado, o por el contrario tratará de evitarlo si lo percibe como inseguro. El presente trabajo consta de dos partes para su entendimiento. La primera discute la literatura sobre el robo y el transporte público, para en una segunda entrega realizar un análisis en las ciudades mexicanas.
En cuanto a la revisión de la literatura sobre robos en el transporte público, esta se centra en la revisión de tres elementos: las estaciones, paradas y vehículos. Cada uno de los elementos depende de una relación entre políticas municipales, estatales, de agencias en materia de seguridad, concesionarios y autoridades en materia de movilidad, pues se discute sobre el establecimiento de paradas, las características de los vehículos y el entorno de las estaciones de transporte masivo. Elementos que dependen de una coordinación entre diversos actores para un correcto funcionamiento que inhiba el delito del robo, al encontrar entornos y políticas que no lo favorezcan.
Entre los estudios sobre seguridad en el transporte encontramos a Hart & Miethe (2014), que nos dicen que existe una concentración del crimen cerca de las paradas de autobús, y esto está relacionado con nodos de influencia. Para Hart, T.C., & Miethe, T.D. (2015) nos dicen que las paradas de autobuses públicos a menudo se consideran atractores de delitos cuando estas están congestionadas y carecen de protección adecuada. El trabajo de Hart, T.C., & Miethe, T.D. (2015) nos hace pensar que son las paradas, su infraestructura y protección lo que podría aumentar o disminuir el delito, por lo que establecer vigilancia en paradas congestionadas, mejorar la infraestructura de las mismas, y mejorar las características de las colonias con mayor presencia de delitos podría tener efectos positivos.
Para Lan, M. (2016) las paradas del transporte público están correlacionadas positivamente con la ocurrencia de robos y por lo tanto, si se reubican las paradas de transporte podría provocar el desplazamiento de los robos. El estudio de Lan, proporciona evidencia empírica sobre cómo diferentes tipos de paradas de autobús y estaciones de metro, pueden influir en los niveles de delincuencia en sus alrededores. Siguiendo el tema de paradas de transporte, para Liu Et al, (2020), el establecimiento correcto de los para-buses es fundamental, pues se ha analizado qué nuevas paradas de autobús pueden aumentar los robos callejeros en áreas circundantes, pero la eliminación puede tener un impacto reducido. Lo que sugiere es que se deben estudiar el establecimiento de los para-buses y sus características.
Otro estudio importante para mencionar es el de Newton, A. (2008), que analiza tres áreas de estudio de casos urbanos en el Reino Unido, y encuentra que el riesgo de delitos en autobuses a lo largo de un viaje está influenciado por los niveles generales de delincuencia de las zonas, que el nivel de riesgo aumenta en áreas con alta criminalidad y que el riesgo aumenta aún más cuando hay más paradas por esa ruta. Lo señalado por Newton nos ayuda a prestar atención a las colonias donde suceden estos delitos y en el estudio de las paradas que son necesarias de los autobuses.
Siguiendo una premisa similar Smith y Clarke 2000, nos dicen que los delincuentes se aprovechan de descuidos en las políticas. Por un lado, en ciertas paradas de autobús tienden a carecer de supervisión por parte del personal y tienden a ser espacios solitarios e intimidantes donde suceden delitos.
Pero en otros espacios urbanos se tienen otros descuidos pues durante las horas punta, pueden estar tan abarrotados los transportes y sucede que los pasajeros tengan dificultades para proteger sus bienes. Estas condiciones a menudo se ven exacerbadas por la falta de financiación de elementos de seguridad y diseño, una mala administración de la vigilancia, y una actuación policial inadecuada.
La ruta parecería entonces que es necesario realizar modelos diferenciados siguiendo las características de las zonas y horarios. Buscando por un lado una infraestructura adecuada, iluminada y con vigilancia en espacios con poca afluencia, y por otro mejorar la seguridad en horas punta, pensando en que los usuarios podrían sufrir descuidos. Esto claro en coordinación entre autoridades de seguridad y de transporte público.
Para el caso de la Ciudad de México, García-Tejeda, E., & Fondevila, G. (2023) en un estudio de la Línea 12 del Metro, en su implementación con la relación de cambio de autobuses, concluyen que las paradas de autobús podrían generar más delitos en sus alrededores que las estaciones de metro debido a su fácil acceso y menor control policial.
Esto, también se desarrollará con más profundidad en la próxima entrega para el caso del Cablebús, pues al parecer tener un cambio de sistema de uno muy flexible como lo son los buses en la ciudad de México que no cuentan con paradas exclusivas a sistemas estructurados podrían representar una disminución de los delitos como el robo.
También analizando la ciudad de México, Bonilla Alguera, G., & Gutiérrez Meave, R. (2022), nos dicen que la evidencia de su modelo de análisis del robo sugiere que las paradas de transporte público, las escuelas públicas, las tiendas de conveniencia, los basureros clandestinos y los bares y restaurantes son atractivos para el robo a peatones. Estas sugerencias sobre el transporte nos podrían indicar que se requiere de un seguimiento de política de seguridad peatonal para evitar el robo.
En cuanto a los autobuses, los elementos de videovigilancia CCTV han encontrado resultados. Para Welsh, B. C., & Farrington, D. P. (2009), nos dicen que la implementación de sistemas de videovigilancia en Europa y Estados Unidos han tenido en el transporte público efectos en una disminución general del 23% en sus estudios, aunque aseguran que los resultados no son significativos en comparación con la instalación del sistema en aparcamientos, que son más eficaces con disminuciones por arriba del 50%, más cuando se combinaba con un mejor alumbrado público.
En cuanto a la implementación de sistemas de videovigilancia Mike Simpson Et al (2022), nos dicen que las imágenes de la cámara en primer lugar proporcionan una “manta de seguridad” para los agentes de seguridad en caso de que la organización reciba alguna queja de que manejaron una situación de manera inapropiada; en segundo lugar, proporciona pruebas contra un infractor en caso de que surja un incidente; y en tercer lugar, brinda la posibilidad de monitorear la situación y desplegar apoyo adicional en el área si la situación lo justifica. Claro, esto depende de una coordinación con los agentes policiales.
Revisando algo de la literatura, queda la pregunta ¿qué se podría hacer para inhibir el robo en transporte mediante programas?, por el momento se podrían plantear cuatro puntos:
- Primero, contar con información precisa georreferenciada por calles sobre los robos en el transporte público. En México muchas de los espacios de robo en ciudades están bien ubicados en espacios de datos abiertos, que permite a la población, académicos y grupos discutir sobre los espacios de mayores incidentes de robos en el transporte y que de esta forma el tema se pueda incluir en agenda pública.
- Revisión de infraestructura. La literatura hace énfasis en el estudio de las paradas del transporte público, pero en muchas ciudades mexicanas no se cuentan con paradas bien establecidas, mucho menos que sean parabuses iluminados y cómodos. Por lo que el elemento de orden en el transporte público resulta fundamental para inhibir el delito. Claro, estudiando bien dónde establecer paradas que estén en puntos de interés y que mantengan interacción con la comunidad en las cercanías de tiendas, panaderías o comercios establecidos.
- Elementos de vigilancia de las unidades de transporte público. La vigilancia dependerá de la zona, rondines en paradas de autobuses establecidos que se reconocen como peligrosos por los datos, y políticas constantes en horas punta en espacios concurridos. Además de establecimiento de videovigilancia en las unidades y en las paradas.
- Mejorar los espacios circundantes a las estaciones, procurando que las estaciones se encuentren visibles, sin obstáculos, pero reconociendo las necesidades de los ciudadanos ordenando el comercio informal.
Estos puntos podrían dar muestra que una política de seguridad del transporte público va más allá de la vigilancia, esta depende también de la calidad de las paradas, la coordinación con agencias policiales, la infraestructura en el autobús y la necesaria estructuración formal del transporte. Como conclusión preliminar se considera que es necesario pensar en la movilidad como un factor de desarrollo económico, esto porque se plantea la hipótesis que mejorando los espacios cercanos al transporte, pensando en que los usuarios tienen necesidades que cumplir en sus cercanías, puede tener un efecto positivo, mejorando los comercios locales, reconociendo necesidades humanas, y fomentando una mejora del transporte y su seguridad. Estos últimos comentarios se revisarán en la parte 2.
BIBLIOGRAFÍA
Bonilla Alguera, G., & Gutiérrez Meave, R. (2022). “Zoning Out Robbery? An Empirical Study in Mexico City”. Housing Policy Debate, 32.
García-Tejeda, E., & Fondevila, G. (2023). “Street robbery around the Golden Line in Mexico City: a quasi-natural experiment between metro stations and bus stop”. GeoJournal, 88, 4143–4158
Hart, T., & Miethe, T. (2014). “Street robbery and public bus stops: A case study of activity nodes and situational risk”. Security Journal, 27(2), 180–193.
Hart, T., & Miethe, T. (2015). “Public Bus Stops and the Meso Environment: Understanding the Situational Context of Street Robberies”. En V. Ceccato & A. Newton (Eds.), Safety and Security in Transit Environments. Crime Prevention and Security Management. Palgrave Macmillan, London.
Lan, M. (2016). “Examining the Impact of Bus Stop Location Change on Robbery” [Master’s thesis, University of Cincinnati
Liu, L., Lan, M., Eck, J. E., & Kang, E. L. (2020). “Assessing the effects of bus stop relocation on street robbery”. Computers, Environment and Urban Systems, 80.
Newton, A. (2008). “A Study of Bus Route Crime Risk in Urban Areas: The Changing Environs of a Bus Journey”. Built Environment, 34(1), 88–103.
Ǫin, X., & Liu, L. (2016). “Evaluating the Relationships of Bus Transit with Street and Off-Street Robberies”. The Professional Geographer, 68(2).
Smith Martha and Ronald V. Clarke, (2000). “Crime and Public Transport”, Crime and Justice, 2000, Vol. 27 (2000), pp. 169-233
Welsh, B. C., & Farrington, D. P. (2009). “Public Area CCTV and Crime Prevention: An Updated Systematic Review and Meta-Analysis”. Justice Ǫuarterly, 26(4).