En las últimas décadas, los temas relacionados con el transporte público en las ciudades mexicanas han alcanzado una mayor relevancia. La apertura de nuevos enfoques y la disponibilidad de información han brindado a los encargados de estas áreas la oportunidad de establecer mejores planes, desarrollar guías y consolidar herramientas para definir sistemas de transporte público de mayor calidad.
La Ciudad de México, Monterrey, Guadalajara y el Estado de México, al ser las urbes más grandes de México, concentran las menciones generales sobre aspectos relacionados con el transporte público. Sin embargo, en los últimos años, esto se ha ampliado con la generación de otros proyectos, como el Tren Maya en la península yucateca o la innovación del AUTOTREN en Tlaxcala, lo que refleja los avances que se han realizado en todo el país.
En el contexto actual de la movilidad en México, se pueden mencionar dos vertientes principales: el crecimiento de los sistemas ferroviarios y el aumento de los sistemas BRT. En los primeros, dejando de lado los ya mencionados, se pueden destacar los proyectos del Tren Interurbano de Tijuana o el Tren México-Querétaro, obras que han reforzado este modo de transporte, que por mucho tiempo había sido abandonado. El caso de los sistemas BRT es diferente.
Desde 2003, estos modos han llegado a 15 ciudades del país, y el número no parece disminuir. Al contrario, la ampliación o la generación de nuevos servicios muestran que los Buses de Tránsito Rápido (BRT) llegaron para quedarse.
La ciudad de León, ubicada en el estado de Guanajuato, en 2020 contaba con una población de 1,579,803 habitantes. Esta cifra, comparada a nivel nacional, muestra que esta urbe es el cuarto centro urbano más poblado, solo detrás de la Ciudad de México, Tijuana y Ecatepec de Morelos.
Esto evidencia el gran crecimiento de estas zonas del país. Y es que, justamente, su expansión no solo abarca una visión poblacional, sino que también se observa la presencia de aspectos económicos, de vivienda y de desarrollos industriales que han cambiado la forma en que el transporte público se presenta en la urbes. No obstante, a diferencia de otros casos en los que la presencia de entes ajenos ha impactado de gran manera la forma en que se realizaban los viajes, la ciudad de León ha demostrado contar con una red de transporte planificada y con una perspectiva que, a primera vista, es favorablemente replicable, aunque en muchos casos requiere un análisis más detallado.
En la década de los 90, la ciudad de León buscó definir una reestructuración del sistema de transporte que presentaba la ciudad, por lo que comenzó a desarrollar un Sistema Integrado de Transporte (SIT) con el fin de establecer un esquema que permitiera generar una red de rutas que aglomerara la demanda existente, pero que al mismo tiempo renovara los servicios que ya existían. Fue en 2003 cuando se inauguró el primer sistema BRT en México, llamado Optibús, que aparte de ser el eje del sistema integrado de León, también fue una pieza fundamental para que el 35% de los servicios existentes fueran reestructurados.
El escenario actual muestra que el 78% de los servicios están dentro del Sistema Integral de Transporte, dejando un margen de mejora del 22%. Las rutas que están integradas pero no son parte del sistema BRT representan el 86% de los servicios que actualmente existen, lo que muestra el peso que tienen en la movilidad de la ciudad.
Los Sistemas Integrados de Transporte Público se pueden definir como el conjunto articulado de diferentes medios de transporte de pasajeros en una ciudad. Esta mezcla tiene la meta de ofrecer a los ciudadanos un servicio confiable, eficiente, cómodo y seguro, que les permita desplazarse con altos estándares de calidad, acceso y cobertura en toda la ciudad.
A lo largo de la década de 1960, en Alemania, comenzó la idea de consolidar los sistemas de transporte. Sin embargo, fue la ciudad de Tokio, en Japón, la primera que integró los sistemas de metro, autobuses y trenes. Esta idea se reafirmó con el paso de las décadas; en 1970 el Reino Unido creó la Autoridad de Transporte, que coordinó los diferentes modos de transporte y estableció un sistema de integración tarifaria. Con el paso de los años, más ciudades siguieron el ejemplo, como París en 1980. Cabe destacar que la ciudad de Curitiba en Brasil, también lo inició en 1970.
Cada una de estas ciudades es un ejemplo de la forma en que las grandes urbes han creado un camino en el que se ha buscado establecer una red conjunta
de sistemas con el fin de mejorar las condiciones de movilidad. Es rescatable ver cómo en México la ciudad de León marca un camino que otras ciudades deberían seguir, ya que al definir un sistema único, las respuestas, la planificación, el crecimiento y los cambios se pueden efectuar de mejor manera.
Ahora bien, es importante establecer que la integración de todos los sistemas es una tarea compleja, en la que cada urbanización tiene sus propias características, donde la población es mayor o menor, y donde las necesidades, aunque similares, también son diferentes. Aun así, la idea de poder consolidar los modos que circulan en una ciudad debe ser el camino a seguir, pero uno que sea tomado con templanza, responsabilidad y con una firme estructura para poder alcanzar los resultados deseados.
De igual manera, se debe resaltar cómo la movilidad en México está presente en diversos estados de la república y cómo cada uno de ellos ha implementado medidas para darle soluciones a sus habitantes, como el caso de la ciudad de Tijuana, en la que de igual manera que en León se ha establecido un sistema integral de transporte.
Dotar a una población de adecuados modos de transporte público no es sencillo, pero siempre deben buscarse alternativas para definirlos, y el establecimiento de un sistema integral de transporte es una gran opción y uno de los objetivos que las ciudades deben tener.
En el contexto actual de la movilidad en México, se pueden mencionar dos vertientes principales: el crecimiento de los sistemas ferroviarios y el aumento de los sistemas BRT.
El escenario actual en la ciudad de León muestra que el 78% de los servicios que existen están dentro del Sistema Integral de Transporte, dejando un margen de mejora del 22%.