Escrito por Víctor López Velasco
Victor.Lopez.Velasco@outlook.es
La innovación que se ha dado en las últimas dos décadas en relación con los sistemas de transporte público a lo largo del mundo ha generado cambios relevantes en sus modelos de planeación, diseño, operación, financiamiento y mantenimiento, proporcionando a través de múltiples instrumentos la posibilidad de mejorar los que ya existen y del mismo modo establecer sistemas novedosos que brinden un mejor servicio.
Los cambios que se han dado a nivel nacional muchas veces han venido acompañados de modelos de replicabilidad; los cuales se pueden definir como “un elemento representativo que establecen una serie de componentes que permiten reproducir una idea o método en un ámbito distinto al de origen”.
Partiendo de esta definición, se puede ver a los sistemas de autobuses de tránsito rápido, denominados BRT por sus siglas en inglés (Bus Rapid Transit), como el ejemplo más claro de esta idea, ya que los primeros sistemas de este tipo en Latinoamérica tuvieron su auge en Brasil en la década de los 70´, marcando un parteaguas en temas de movilidad, uno que con el tiempo se ha ido mejorando; sin embargo, fue en el año 2000 con la puesta en marcha del sistema TransMilenio en la ciudad de Bogotá que este modo de transporte comenzó a ser considerado por otros países de la región como una fuente que pudiera ser llevado a sus ciudades. Uno de los países que más adoptó esta idea fue México.
En las ciudades mexicanas, el fenómeno de modelos replicables, tomando como base los sistemas BRT ha hecho que en diversas ocasiones se genere otro término que lo acompaña, uno denominado política comparativa, en la que estos modelos se afianzan bajo un esquema estructural como el camino a seguir en temas de movilidad, más sin embargo, en diversas ocasiones presentan resultados que no son los esperados.
El Metrobús de la Ciudad de México nació en el 2005; es un sistema que en las últimas décadas ha marcado la movilidad en la urbe, y que bajo la visión de los usuarios se considera como un modo seguro, confortable e incluyente.
Metrobús
El Metrobús de la Ciudad de México nació en el 2005; es un sistema que en las últimas décadas ha marcado la movilidad en la urbe, y que bajo la visión de los usuarios se considera como un modo seguro, confortable e incluyente y que en lo que respecta a su fuente de “origen” (sistema TransMilenio, año 2000) ha brindado a priori mejores resultados. No obstante, es aquí donde el peso de la política comparativa presenta su verdadero valor, ya que si se éste se compara con el sistema BRT de Curitiba, en Brasil, el sistema mexicano presenta una menor calidad; aun así no se podría decir que el caso nacional sea una mala alternativa, por lo que se debe buscar qué condiciones marcan tales diferencias.
El punto más relevante acerca del caso de TransMilenio recae en que la ciudad de Bogotá (ciudad de más de 7 millones de habitantes), no cuenta con un sistema de transporte tipo metro. Sistema que si bien es mejorable en muchos sentidos (caso CDMX) permite tener una red de transporte masivo, lo cual sin duda ayuda para poder solventar la vasta cantidad de viajes que se suscitan en una gran urbe, viajes que si los trasladamos a sistemas BRT no podrían subsidiar de la manera más eficiente. De allí que los problemas que se han generado en TransMilenio, también se han reflejado en el sistema Metrobús: hacinamiento, aglomeración, altos niveles de espera y tiempos intermitentes de recorrido; para el caso colombiano esto produce mayor repercusión, al igual que una mayor cantidad de medidas para solventarlos, por lo que el impacto, sin duda, genera un resultado más negativo al momento de ser evaluado para alcanzar un sistema con mejores condiciones, elemento que no se ve tan marcado en México.
Para el caso de Curitiba, en Brasil, la diferencia radica principalmente en temas de planificación urbana, ya que esta se enfoca en los principios DOT (Desarrollo Orientado al Transporte), ocasionando que el sistema BRT tenga una amplia flexibilidad en temas operacionales, esto mediante servicios exprés y redes alimentadoras, lo que da por resultado un sistema de múltiples capas, que sin duda solo mejora cuando este se alza como el medio principal de movilidad; además, con principios claros de desarrollo urbano permite un aprovechamiento ideal de los usos de suelo, lo que dota al sistema ya existente de mejor capacidad de aprovechamiento, por lo que sin duda, en comparación con la CDMX, parece existir una realidad difícil de alcanzar.
De allí que estudiar un caso de éxito y poder replicarlo no es tan sencillo como parece y menos si hablamos de un tema de movilidad, debido a que cada ciudad presenta condiciones diferentes, tanto de orden social como de planeación urbana, modelos de financiamiento, demanda, competencia e integración; elementos que al momento de planear un nuevo modo de transporte deben evaluarse para poder tomar la decisión de acoger totalmente la idea o de tomar una parte de la misma, hecho que en muchas ocasiones es lo mejor, pero que en los modernos sistemas de transporte que se planean definir en México no se parece seguir.
Otros casos
Las innovaciones que se plantean establecer siguiendo un principio de política comparativa en relación con otros sistemas diferentes del Metrobús, ponen en tela de juicio la capacidad que tienen los entes responsables para decidir las mejores opciones de movilidad en las ciudades mexicanas, y se resalta esta visión con diversos ejemplos.
Teleférico, caso Uruapan
Los sistemas de transporte elevado en el país dieron su apertura en el 2014 con la implementación del Mexicable en el EDOMEX y un aumento con la inauguración del Cablebús en la CDMX en el 2021, mostrando una alternativa para llegar a poblaciones que se encontraban en sitios de difícil acceso (zonas elevadas) y los cuales vieron su origen en Medellín Colombia y La Paz Bolivia, ciudades que por sus condiciones requerían de un sistema que pudiera solventar estas barreras físicas. Sin embargo, el caso del Teleférico propuesto para la ciudad de Uruapan en Michoacán cae en un pozo que muestra falencias en temas de financiamiento y capacidad del servicio, aunado a un perfil de elevación que dista de las condiciones por las que se dio origen a este sistema, sobre todo al saber que existen alternativas como la generación de un BRT o tranvía, cuyos ejemplos en ciudades de un número similar de población han marcado un punto a deslumbrar y poder replicar.
Replicar los casos de éxito no es tan sencillo como parece y menos si hablamos de un tema de movilidad, debido a que cada ciudad presenta condiciones diferentes, tanto de orden social como de planeación urbana, modelos de financiamiento, demanda, competencia e integración.
Ie-Tram (Yucatán)
Los sistemas BRT han mostrado ser una opción viable para poder aumentar las opciones de movilidad en una ciudad, no obstante, para que funcione debe verse como un complemento a los sistemas ferroviarios, no como un sustituto y mucho menos mostrarla como una idea innovadora cuando su funcionalidad no dista que lo sea. En este caso en particular el IE-TRAM que se inauguró en Mérida, Yucatán, en el 2023 siguió el ejemplo del sistema BEi (Bus Eléctrico Inteligente) existente en Vitoria, España, cuya función en la ciudad española consiste en prestar sus servicios como un sistema alimentador para la red de sistemas de alta demanda, mostrando la gran cantidad de alternativas que tienen un poco más de 250 mil habitantes, a diferencia de la urbe mexicana que será una fuente primaria para la movilidad de casi 900 mil habitantes, permitiendo ver que un sistema replicable debe considerar más aspectos que solo ser llamativo y futurista.
DRT de Monterrey y Toluca
Digital-rail Rapid Transit por sus siglas en inglés es un sistema que se originó en Hunan, China, y cuyas operaciones iniciaron en el 2021 en Shanghái. La distinción del servicio se basa en un sistema guía parecido al usado en los tranvías con la clara diferencia de que no se requiere de catenarias, ni de una vía como tal, ya que funciona con tecnología magnética, sin embargo, la funcionalidad del mismo a generado negativas, sobre todo en lo tiempos de recorrido (casi el doble cuando se habla de recorridos en bus), por lo que la operatividad se posiciona con el principal reto a afrontar, y más cuando se habla de Monterrey, una de las ciudades más pobladas del país y cuyo sistema Metrorrey muestra una mezcla de alternativas de transporte que de nuevo nos hacen pensar que las decisiones en temas de movilidad se encuentran en una indecisión que señala un camino que no debe seguirse. Este sistema se piensa poner en marcha en el 2027.
En el caso del DRT de Toluca, denominado Metroluca, se proyecta como parte del Plan Colibrí, cuyo propósito principal es de dotar al Estado de México de sistemas modernos de transporte que puedan solventar las necesidades de la población, y que de nuevo deja la pregunta al aire acerca de si este servicio es el mejor que puede existir.
Replicar proyectos de movilidad no es algo erróneo, lo que sí lo es, es hacerlo sin el conocimiento y las bases para poder obtener los mejores resultados, porque los costos tanto a nivel económico como social y de desarrollo terminarán sufriéndolo los habitantes, por lo que se debe tener una visión clara de lo que se busca establecer con estos sistemas y con esta política de acción.
Es claro que existen casos de éxito como el Metrobús, sin embargo, debemos entender que los llevó a esos lugares, que se necesitó conocer y de qué manera. Es aquí cuando debemos ver si existen alternativas diferentes, porque no debe olvidarse que los sistemas ferroviarios son el eje de la movilidad en grandes ciudades del mundo, que los sistemas BRT funcionan de gran manera cuando son alimentadores de estos o cuando son sumamente robustos como el caso que existe en Curitiba en Brasil y que elementos como los tranvías o los trenes ligeros igualmente son una gran opción. Porque no puede ni debe posicionarse la innovación (cuando no lo es) y el cortoplacismo a la funcionalidad y mucho menos a la sustitución de sistemas de transporte que necesitan las ciudades, por lo que confiaré en que los modos que se planten en los próximos años tengan el firme propósito de mejorar la calidad de vida de sus habitantes y a su vez que hayan sido la mejor opción para hacerlo.