En México, más del 80% del transporte público colectivo opera bajo el modelo hombre-camión, según estimaciones del Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP). Este esquema, que domina en gran parte del país, ha sido señalado por su ineficiencia y por limitar la calidad del servicio. La necesidad de transitar al modelo empresarial, conocido como ruta-empresa, se ha convertido en una prioridad para modernizar el sistema de transporte público y atender la creciente demanda de los usuarios de manera sostenible.
El modelo hombre-camión tiene raíces históricas en la descentralización del transporte, pero en la actualidad representa un freno para el desarrollo del sector. De acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU), “este sistema fragmentado genera problemas como competencia desleal, bajos ingresos para los operadores y una carencia de estándares mínimos de calidad”.
En lugares como la Ciudad de México, aunque existe un sistema formal como el de la Red de Transporte de Pasajeros (RTP) y el Metrobús, existe un gran número de unidades que todavía siguen operando bajo este esquema. Esto no solo afecta la calidad del servicio, sino que perpetúa problemas de seguridad vial y contaminación.
Para consolidar el modelo ruta-empresa a nivel nacional, es necesario que las autoridades y los concesionarios trabajen de manera conjunta.
La voz de las autoridades: Un cambio impostergable
Rogelio Jiménez Pons, mientras fue parte del equipo de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), subrayó en diferentes ocasiones que “el transporte público en México necesita evolucionar hacia un modelo sostenible y profesionalizado, en el que los concesionarios trabajen de manera organizada para garantizar un servicio digno”.
La SEDATU, por su parte, ha señalado en diversos foros la urgencia de transitar al modelo ruta-empresa como parte de la estrategia para implementar la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial. En un informe reciente, la dependencia destacó que “la profesionalización del transporte es una pieza clave para garantizar el derecho a la movilidad, especialmente en zonas urbanas con alta densidad poblacional”.
Para obtener la confianza de los concesionarios que se integran a una empresa de transporte es importante mostrarles que hay beneficios en su bolsillo y disminución de los riesgos.
El modelo ruta-empresa: Una solución integral
La transición hacia el modelo ruta-empresa implica la agrupación de concesionarios en empresas que gestionen colectivamente las rutas y la operación de las unidades. Este cambio, respaldado por autoridades locales y federales en varias entidades, busca garantizar la calidad del servicio, optimizar los recursos y promover la sostenibilidad.
En Guadalajara, el programa Mi Transporte liderado por el gobierno estatal ha sido un ejemplo de cómo la colaboración entre autoridades y concesionarios puede facilitar esta transición. Hugo Luna, quien fuera jefe de gabinete del Gobierno de Jalisco durante la administración de Enrique Alfaro, comentó que “con la implementación del modelo empresarial, hemos logrado que las rutas urbanas de la ciudad operen bajo un esquema integrado, lo que ha permitido reducir la competencia desleal y mejorar la calidad del servicio”.
El temor y la desconfianza de ser empresa
El transportista Hugo Higareda, preside la Alianza de Camioneros de Jalisco, la única organización en la entidad que opera al 100 % como empresa en todos sus procesos, señaló en entrevista para Pasajero7 que el migrar al modelo empresarial representa retos importantes y cambios para los concesionarios en todos los aspectos, pero también trae beneficios.
“Cuando íbamos a empezar esta transición lo que yo decía es que al socio, al permisionario no le estábamos quitando su dinero, al contrario, les mostramos que al entrar a este modelo le daríamos beneficios por economías de escala, por una administración organizada. No obstante, teníamos que entender que le estábamos quitando su empleo, o al menos lo que él conocía como su actividad diaria. El hombre-camión históricamente ha tenido un empleo mal pagado y sin prestaciones como dueño de su unidad, pero finalmente es lo que cada uno como hombre-camión sabíamos o sabemos hacer, a eso nos dedicamos, y eso es lo que la empresa le quita, le quita sus actividades diarias, su rutina, lo que conoce, por eso es tan importante que mostremos que ser parte de una empresa trae beneficios”.
De igual forma, Higareda explicó que ahora pueden hablar de beneficios al socio concesionario. “La Alianza de Camioneros no tiene ningún autobús que duerma fuera de la casa del conductor, tenemos un extraordinario control de ingresos, mejor atención al usuario, control del vandalismo, del mantenimiento de la unidad, esto a raíz de ese control que hemos logrado como empresarios. No obstante, todavía nos quedan esas generaciones que estaban a cargo de su autobús, y a lo mejor el hijo era el mecánico y el sobrino era el conductor y era un tema familiar. No se puede en una generación cambiar una cultura, por lo cual buscamos integrarlos para que no se sintieran despojados, y es que la única forma de que esta empresa se consolidara era mostrando al permisionario que es más rentable y que lo puede ver en su bolsillo”.
Por su parte, el consultor en materia de transporte público, Jorge Coxtinica, agregó que la desconfianza en el manejo de los recursos, y la forma en que se manejaría la empresa son los factores que frenan a muchos concesionarios a migrar a este modelo.
“Actualmente muchas de las empresas siguen operando al interior como hombre-camión, y es que para los concesionarios el poder contar todos los días con sus ganancias les da seguridad, porque para ellos es muy difícil después de 30 o 40 años trabajando asi, dejar su dinero en manos de otros, que alguien más decida cómo se debe invertir. En este sentido, se presenta un tema de incertidumbre y temor, de que el proyecto no vaya a funcionar o no vaya a ser rentable financieramente. Estos son los grandes temores de los transportistas que se deben atender para que se animen a dar el paso a una verdadera administración empresarial”.
Beneficios de ser empresa
Jorge Coxtinica, explicó que uno de los beneficios más importantes de ser parte de una empresa de transporte es la certeza jurídica que abre las puertas a los transportistas a financiamiento, a subsidios o programas de apoyo, así como a mayor compromiso de las autoridades con ellos.
“También podemos hablar de que una empresa ofrece mejores condiciones de trabajo al equipo, y eso trae mayor rendimiento y compromiso de los trabajadores”.
Por su parte el presidente de la Alianza de Camioneros, destacó que la ventaja más grande de ser parte de una empresa de transporte es la disminución de los riesgos.
“Hace algunos años, una persona dueña de una unidad que sufría un accidente o una descompostura de motor, de transmisión, o alguna descompostura fuerte y se retrasaba en sus mensualidades o en cualquier tema, estaba en un riesgo enorme de irse a la quiebra, y el hecho de trabajar en una empresa de cierta forma diluye esos peligros. Además, una empresa le genera al socio equilibrio en su cartera, si, posiblemente sus utilidades también en algún momento pueden ser un poco menores porque ya no hace él cosas, ahora las hace un empleado que cuesta, pero su riesgo es absorbido o diluido entre todos los demás socios de la empresa; yo creo que esa es la mejor ventaja.
Hugo Higareda subrayó que la transición debe venir con una ideología de comprensión y cambio paulatino. “No se le puede pedir a una persona que vive en un nivel de hiperactividad todo el día que de repente no haga nada; entrega tu autobús y no hagas nada. Esa parte fue la más complicada, pero como lo comentaba, lo fuimos logrando gradualmente. Cuando el socio se dio cuenta de que sin intervenir 24 horas le va un poquito mejor empezó a permitirnos operar como empresa; creo que si no hubiéramos hecho así las cosas, de manera gradual y habiendo visionado que iba a pasar, no lo hubiéramos logrado”.
La apuesta a futuro: Un transporte digno y sostenible
Para consolidar el modelo ruta-empresa a nivel nacional, es necesario que las autoridades y los concesionarios trabajen de manera conjunta. Esto incluye:
- Creación de fondos específicos para apoyar la transición y la renovación de flotas.
- Programas de sensibilización y capacitación para los concesionarios, con el objetivo de reducir la resistencia al cambio.
- Establecimiento de estándares nacionales que guíen la profesionalización del sector.
En palabras de Mariana Orozco, experta en temas de transporte y quien fuera directora de Movilidad Sostenible en la SEDATU, “la transformación del transporte público en México no solo es posible, sino urgente para garantizar un sistema equitativo y sostenible. Esto no será un cambio inmediato, pero los casos de éxito demuestran que estamos en la dirección correcta”.
La migración del modelo hombre-camión a ruta-empresa es una tarea monumental, pero no imposible. Con el compromiso de las autoridades, el sector privado y los concesionarios, es posible construir un sistema de transporte público que esté a la altura de las necesidades de los mexicanos y de los retos del siglo XXI.