El Estado de México está dando un paso clave en la regulación y modernización de su sistema de transporte con la creación de la Dirección General del Registro Estatal de Transporte Público. La instancia esperada tendrá la responsabilidad de organizar, supervisar y garantizar la operación de un servicio que por muchos años ha enfrentado problemas de informalidad, inseguridad y baja calidad.
De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en 2023, el servicio de transporte público del Estado de México percibe un 65% de desaprobación por el servicio. En tanto, la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE), también del INEGI, reportó que en 2024 el 84% de los mexiquenses sentían que el transporte público era el lugar donde experimentaban mayor inseguridad.
Cifras aparentemente fidedignas, vía la Dirección General del Registro Estatal de Transporte Público del Estado de México, indican que a 2024 se tenía un registro de 41,951 unidades de transporte público, de las cuales el 21% había cumplido con su vida útil, es decir, unidades con más de 10 y hasta 30 años de operación (en el Edomex les decimos pocillos). De acuerdo con el Artículo 99 del Reglamento del Transporte Público y Servicios Conexos del Estado de México, los servicios públicos de transporte tienen una vida útil de 10 años contados a partir del año modelo de fabricación.
El transporte público en el Estado de México enfrenta y presenta uno de los mayores retos de su historia. Con un sistema fragmentado, marcado por el modelo hombre-camión y una regulación insuficiente, la Dirección General de Transporte Público Mexiquense tiene ante sí la responsabilidad de coordinar y supervisar un servicio que requiere con urgencia calidad, seguridad y eficiencia. La oportunidad de modernizar la movilidad mexiquense está sobre la mesa, no obstante lograrlo requiere de una estrategia realista, clara y con visión de corto, mediano y largo plazo. Será un engaño si se piensa que la problemática que adolece el Estado de México se resuelve en 4 años.
Hacia un modelo empresarial: ejes clave para la transición
En 2016 coordine la publicación Conformación empresarial en los sistemas de transporte público convencional: Un cambio necesario en la movilidad de las principales zonas metropolitanas del país el cual es vigente y el Estado de México tendría que leerlo para lograr la eliminación efectiva del modelo hombre-camión y consolidar corredores de transporte bajo esquemas de ruta-empresa. Para ello es necesario considerar los siguientes puntos fundamentales:
1. Planeación y visión estratégica de cambio: Definir objetivos claros que guíen la transformación del sistema de transporte público, asegurando su viabilidad a largo plazo.
2. Diseño del Plan de Negocio y certidumbre financiera: Establecer mecanismos que garanticen la rentabilidad de los nuevos modelos empresariales, facilitando el acceso a financiamiento.
3. Operación del servicio: Optimizar la asignación de rutas, frecuencias y unidades para mejorar la calidad del servicio y reducir tiempos de espera.
4. Infraestructura: Desarrollar corredores con infraestructura adecuada, incluyendo carriles exclusivos y paradas seguras.
5. Sistema de recaudo: Implementar sistemas de pago electrónico que reduzcan el manejo de efectivo y permitan una administración más eficiente de los ingresos.
6. Capacitación del talento humano: Profesionalizar a los operadores para mejorar la calidad del servicio y garantizar condiciones laborales dignas.
7. Marco jurídico: Fortalecer el marco regulatorio para dar certeza a los transportistas y garantizar la operación bajo estándares claros.
8. Campañas de sensibilización y comunicación al usuario: Informar a la ciudadanía sobre los beneficios del nuevo sistema y generar aceptación.
9. Consideración técnico-operativa para nuevos corredores de transporte público: Definir criterios claros para la planificación y desarrollo de nuevos corredores que respondan a la demanda y necesidades de movilidad.
La Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI 2023), señala que el servicio de transporte público del Estado de México percibe un 65% de desaprobación
Impacto del aumento de tarifas en el transporte público
Si bien se tiene el propósito de conformar corredores profesionalizados, con un esquema de Ruta-Empresa y con la creación de la Dirección General del Registro Estatal de Transporte Público, el Estado de México tiene un talón de Aquiles y es la frecuente exigencia del aumento en la tarifa del servicio por parte del gremio transportista, sin embargo, las veces que se logra el aumento, este no ha significado una ganancia significativa para el transportista, tampoco representa una mejora sustancial en la calidad del servicio ni en la modernización del parque vehicular. Esto se debe a que dicho aumento representa una actualización inflacionaria ya que el aumento de 1 o 2 pesos representa en sí una ganancia hacia el transportista de solo centavos que no dan para la renovación de la flota y la profesionalización del servicio.
A pesar de los ajustes tarifarios, el costo operativo y la falta de incentivos para la renovación de unidades han provocado que la mejora del servicio quede rezagada. Pensar que un aumento en la tarifa resolverá automáticamente los problemas del sector es no contemplar la complejidad de las variables que influyen en su desarrollo”.
La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE), del INEGI, reportó que en 2024 el 84% de los mexiquenses sentían que el transporte público era el lugar donde experimentaban mayor inseguridad.
Factores pendientes para mejorar el servicio y equilibrar el impacto tarifario
Para que un sistema de transporte público sea eficiente, accesible y sustentable, es necesario atender diversos aspectos estructurales que impactan tanto a los usuarios como a los concesionarios. Entre los pendientes clave que deberá atender la Dirección General del Registro Estatal de Transporte Público, junto con otras dependencias, se encuentran:
- Profesionalización del servicio
Capacitación de operadores y mejora en la prestación del servicio.
- Redimensionamiento de rutas
Optimización de la oferta para mejorar cobertura y eficiencia operativa.
- Programas de chatarrización
Eliminación gradual de unidades obsoletas con incentivos para su renovación.
- Fondeos a cuenta perdida y esquemas de financiamiento
Creación de mecanismos accesibles para la modernización de flotas.
- Cambio en el modelo operativo
Transición a esquemas empresariales sostenibles y menos dependientes de la demanda diaria.
- Redefinición de la rentabilidad del servicio
Considerar factores más allá del volumen de pasajeros para garantizar sostenibilidad operativa.
- Campañas y sensibilización en igualdad de género
Capacitación a operadores, protocolos contra acoso, diseño inclusivo del servicio, comunicación efectiva y monitoreo de medidas.
Si no se atienden estos elementos, cualquier ajuste tarifario seguirá siendo un paliativo temporal sin impacto real en la mejora del sistema de transporte. La solución no solo pasa por el incremento del pasaje, sino por una reestructuración integral que garantice calidad, seguridad y sostenibilidad en el servicio para todas y todos los actores involucrados.
Cuidado con el falso paradigma de la electromovilidad en corredores de transporte
El impulso a la electromovilidad en la conformación de corredores enfrenta un falso paradigma cuando se prioriza la adquisición de unidades eléctricas sin considerar la demanda real y las condiciones operativas del servicio. La experiencia del Estado de México con la electrificación de la ampliación de la Línea 2 del Mexibús es un ejemplo claro: con una inversión significativa en autobuses eléctricos y una demanda proyectada de 16 mil usuarios diarios, la captación real de solo 4 mil pasajeros al día, más de un año después, ha generado incertidumbre en el gremio transportista. Casos como este refuerzan la percepción de que la profesionalización y modernización no siempre garantizan mejoras económicas o de servicio si no están respaldadas por una planeación integral que atienda factores como infraestructura, competitividad con otros modos y hábitos de movilidad.
Regulación efectiva y supervisión del servicio
Desde un enfoque del ciclo de políticas públicas (diseño, implementación y evaluación) el éxito de cualquier estrategia de modernización depende de la capacidad del Estado para regular y supervisar el transporte público de manera eficiente. Actualmente, la falta de cumplimiento normativo y la ausencia de un monitoreo efectivo han permitido que el desorden en el sector se perpetúe.
Para cambiar esta realidad, la Dirección General de Transporte Público Mexiquense deberá asumir un rol activo en la regulación del servicio, estableciendo estándares de operación claros y mecanismos de supervisión que garanticen su cumplimiento. La tecnología, a través de sistemas de monitoreo en tiempo real y auditorías operativas, debe convertirse en una aliada en este proceso.
Rumbo a un transporte público moderno y sustentable en el Estado de México
Con la creación de la Dirección General del Registro Estatal de Transporte Público, el Estado de México tiene una oportunidad que suma al proceso de transformación de su sistema de movilidad. Este nuevo organismo puede ser el punto de partida para consolidar un transporte más eficiente, seguro y sustentable, siempre que se priorice una visión estratégica que integre modernización operativa, financiamiento adecuado y una regulación efectiva.
Más allá de la adquisición de unidades o el rediseño de rutas, el verdadero cambio radica en una transformación estructural que garantice beneficios sostenibles para transportistas y usuarios. Si se toman las decisiones correctas hoy, el Estado de México podrá dejar atrás el rezago en movilidad y posicionarse como referente en la construcción de un sistema de transporte digno, eficiente y ambientalmente responsable. Enhorabuena.
Para cambiar esta realidad, la Dirección General de Transporte Público Mexiquense deberá asumir un rol activo en la regulación del servicio, estableciendo estándares de operación claros y mecanismos de supervisión que garanticen su cumplimiento.