Misael Buendia / Estudiante del Instituto Politécnico Nacional/ misaelbmartinez@gmail.com
El sistema de transporte público es de suma importancia para el desarrollo de las ciudades, países y regiones, las cuales demandan mejor atención en el servicio que se brinda, debido al aumento de la población y usuarios, que se concentran en las periferias de las urbes, demandando un mejor servicio de transporte público, para su desplazamiento hacia el centro de las ciudades. Así, es evidente la necesidad de contar con un modelo de gestión, para promover un mejor servicio que dé respuesta a las necesidades de los usuarios y que reduzca las vulnerabilidades, generando atracción para su uso y que repercuta en la desestimación del vehículo particular.
Una de las principales problemáticas del transporte, corresponde a los altos niveles de congestión, los cuales son el resultado de la aglomeración de vehículos particulares, al tener una mayor presencia y crecimiento, por su accesibilidad y flexibilidad de las leyes; que se suman a la incertidumbre de las unidades de transporte, que se ven involucradas en graves percances viales, al no contar con el mantenimiento adecuado, por la falta de un marco legal estricto, que vigile el cumplimiento, mantenimiento y vigencia de cada unidad, evitando que sigan circulando con sobre kilometraje, rezagado con unidades antiguas; particularidad que se repite constantemente en los países en vías de desarrollo que, al no contar con un modelo de gestión, optan por ser receptores de las unidades que cumplen diez o 15 años de circular en países desarrollados y van a parar a estos países, debido a la fácil adquisición y rehúso que se les puede dar, por la permisiva institucionalidad en la que se encuentran.
A nivel centroamericano, se caracteriza la constante desestimación y rezago del sistema de transporte público, aunque se han dado casos de éxito como el Transmetro de Guatemala, con la incursión del modelo Bus Rapid Transit (BRT), en Panamá y Costa Rica, los cuales han apostado por nuevas estrategias, a pesar de continuar con mecanismos que no satisfacen a los usuarios, por no lograr cumplir sus expectativas.
No obstante, se cuenta con apoyo económico por parte del Banco Interamericano de Desarrollo para el financiamiento de nuevos proyectos, que incidan de manera positiva en el desarrollo de la región, pero se han visto mermados con los casos de corrupción, desde la licitación para las empresas responsables y la desviación de fondos; que es una característica inmersa en la política centroamericana, la cual ha generado que se siga en el rezago de la movilidad, sin implementar tendencias, al interrumpir su constitución, operación, abandono y sacarlos de circulación por completo, como es en el caso de la república de El Salvador, en el que la Sala de lo constitucional, por medio de un fallo, generó la circulación de vehículos particulares en el carril preferencial del SITRAMSS, sistema que era innovador y eficiente, para la movilidad en la zona metropolitana, representando el 40% de población de todo el país, pero al verse afectado, dejó de operar en su totalidad, ante otra medida de la Corte Suprema de Justicia, la cual encontró malversación de fondos en este sistema.
Modelos de consorcio, como los que se han implementado en Europa, son referencia clave para una buena ejecución de estrategias y acciones, para establecer mejores mecanismos y sistemas eficientes, con medidas responsables, seguras y conectividad, logrando un crecimiento socioambiental y económico, con la facilidad de la movilidad urbana.
Los países en vías de desarrollo al no contar con un modelo de gestión de flota de transporte, son receptores de las unidades que cumplen diez o 15 años de circular en países de primer mundo debido a la fácil adquisición y rehúso que se les puede dar, por la permisiva institucionalidad en la que se encuentran.
Un deficiente servicio del transporte público, es consecuencia de la mala gestión, por no dar prioridad a un modelo que sirva como base, para la implementación de estrategias que respondan a las demandas de los usuarios, los cuales exigen mejoras constantes, al tener que hacer uso diario de este medio y no contar con las condiciones mínimas adecuadas.
Para abordar este desafío, es fundamental contar con la adopción de un modelo que se apegue y sea viable a las características del país, exigiendo el compromiso del gobierno, para brindar un mejor presupuesto, el cual genere una estabilidad financiera para las partes implicadas en la operatividad del servicio y los ciudadanos, teniendo un medio accesible y seguro, con estrategias que fomenten el uso del sistema público e incentiven a reducir la ocupación del vehículo privado.
El resultado de una buena gestión del transporte público, dependerá del modelo que se establezca, a partir de la estructura organizacional y participación ciudadana, para la toma de decisiones, debido a que si se cuenta con una armonía entre todos los involucrados, se logrará el éxito en la planeación, ejecución y monitoreo del sistema.
Un modelo de gestión, es crucial, pues brinda un análisis claro del panorama, exponiendo la incidencia y vulnerabilidad que presenta cada uno de los factores de impacto, generados por la operatividad, administración y servicio del transporte público. Esto incluye a la mejora constante, que es parte fundamental de los modelos, ya que van inmersos a la adopción tecnológica y de infraestructura sostenible, promoviendo mejores condiciones para que los usuarios se desplacen en las mejores condiciones, con unidades seguras, eficientes y que no generen impactos ambientales, sociales y económicos.
El resultado de una buena gestión, dependerá del modelo que se establezca a partir de la estructura organizacional y participación ciudadana, para la toma de decisiones, debido a que si se cuenta con una armonía entre todos los involucrados, se logrará el éxito en la planeación, ejecución y monitoreo del sistema, con la sinergia constante entre la institucionalidad y la empresas o terceros que brinden el servicio; permitiendo la consolidación de estrategias que involucren un desarrollo en la infraestructura, modernización de unidades y adquisición tecnológica, que ha sido exitosa en países más avanzados y que sirvan de modelos de referencia.
En conclusión, el sistema de transporte público, afronta muchos retos, los cuales serán reducidos, si se apuesta por la incorporación y replicación de modelos a nivel global, que han surgido como respuesta a la demanda de los usuarios, llevando a una gestión eficiente, con pilares para el desarrollo social, económico y ambiental.