En poco más de tres décadas, Nuevo León ha experimentado un crecimiento sin precedentes en su parque vehicular: de 473 mil unidades registradas en 1990 a más de 2.5 millones en 2025, lo que representa un incremento del 442%, de acuerdo con cifras del Instituto de Control Vehicular (ICV).
Este aumento contrasta con el desplome en el uso del transporte público. En el mismo periodo, la proporción de viajes realizados en este sistema cayó del 61% al 29%, reduciendo su participación en la movilidad urbana y contribuyendo a una mayor saturación vial, de acuerdo a información publicada en el periodico El Norte.
El resultado es evidente en el área metropolitana de Monterrey, donde las vialidades presentan congestionamientos casi diarios, sumados a un deterioro de la calidad del aire y una movilidad urbana cada vez más ineficiente.
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Moisés López Cantú, especialista en movilidad, advierte que las políticas públicas de las últimas décadas han incentivado el uso del automóvil, generando una “demanda inducida” que perpetúa la congestión. “El dinero invertido para, entre comillas, resolver el problema de la congestión termina incentivando a que la gente compre más vehículos. En los últimos 30 años se han construido muchos pasos a desnivel”, afirmó.
Un ejemplo lo documenta la organización Cómo Vamos Nuevo León: entre 2002 y 2020, la Avenida Leones recibió al menos 11 puentes y pasos a desnivel, con una inversión estimada en mil 330 millones de pesos. A pesar de estas obras, los embotellamientos persisten, evidenciando que la infraestructura vial no ha logrado mitigar el caos vehicular.