El binomio movilidad-vitalidad - Pasajero7

El binomio movilidad-vitalidad

FelipeD prin

Hemos aumentado las migraciones campo-ciudad y continuamos construyendo vialidades sin el  soporte ambiental que equilibre el daño causado por su cimentación, crecemos nuestras manchas urbanas asumiendo daño al Hábitat en menoscabo de nuestra salud. A pesar del conocimiento empírico con el que contamos sobre el tema ambiental, estamos dispuestos a asumir los riesgos de vivir y pasar más tiempo en regiones grises. Las calles, las banquetas, los edificios, las viviendas, en general adolecen del accionar de todos nosotros para disminuir las acumulaciones de calor urbano y sus daños evidentes a la salud.

Estoy de acuerdo en que la construcción de infraestructura pública corre por cuenta de las autoridades, sin embargo, los ciudadanos debemos y podemos exigir que nuestras vialidades y banquetas mantengan sus polígonos arbolados, que continuemos gozando de sus beneficios. Que los habitantes estemos al tanto de lo que pasa con las extensiones verdes públicas, suena apresurado y un tanto apesadumbrado, pero lograr urbes ajardinadas atañe a todos inculcarse desde ahora como un derecho a la sanidad social y a la sustentabilidad del entorno urbano. La Organización Mundial de la Salud recomienda que, por cada habitante, exista cuando menos, 9 metros cuadrados de planos verdes, ello implicaría que las personas, verbigracia, debieran caminar únicamente 1.1 kilómetros para encontrarse con pastos, arbolado urbano y vegetación en general.

En la actualidad la realidad es otra: continuamos ensanchando nuestras metrópolis con islas de calor urbano; parece que los lugares vitales deben ser exclusivos de las zonas para recreación, de los parques y áreas rurales que se encuentran por lo regular, fuera de la mancha habitacional como es el caso de la Ciudad de México donde las secciones verdes están desagregadas y son superadas por los espacios dedicados a la infraestructura gris. A decir de algunos habitantes que administran mejor el espacio de sus viviendas, se privilegian de sombras que mimetizan el efecto de los aires frescos presentes en superficies rurales vivas fuera del entramado vial.

Opino que somos más felices en los sitios verdes, la prueba está en que los fines de semana deseamos llevar a cabo actividades al aire libre; deseamos despabilar nuestro sentir sujeto de las rutinas laborales o cualquier otra actividad que requiera monotonía y en consecuencia altos niveles de estrés. Por su parte, el equipamiento vial gris lo requerimos no para permanecer en él sino para lograr nuestro fin: llegar a un destino; imploramos permanecer en las calles el menor tiempo posible, empero, como sociedad que vive y requiere desplazarse, necesitamos al par infraestructura gris zonas arboladas. Apelo a la sensatez colectiva que revitalice sus espacios, suplico a la autoridad que humanice los núcleos urbanos, que mejore la convivencia modal del tránsito y por supuesto que redirija el rumbo de lo gris hacia lo verde, vivible y caminable con sentido social y responsabilidad ambiental.

Además de la felicidad que otorgan las superficies verdes a la ciudadanía, conceden efectos positivos a la salud; aseverando un poco se dice: “la gente que nace y permanece en el campo, vive mucho más y en mejores condiciones de salud”. Entonces, ocurre una relación entre lo verde y sanidad pública; entre lo gris y la disminución de la calidad de vida de la ciudadanía. Ergo, el binomio efectos de las urbes en el bienestar general, resulta importante investigar en favor de asumir el costo de supresión de la naturaleza por efecto “Pac-Man” de las vías dedicadas a cubrir divisiones vivas del entorno urbano.

Por último y debido a que cada vez más gente vivirá en las ciudades, preservar sus extensiones verdes y reconfigurar su imagen, debería mantenerse como atractivo para mejorar la lozanía pública y el desarrollo armónico sostenible. Insisto en que el papel de la sociedad es defender sus espacios vivos, cuidar que la urbanización conlleve el mínimo impacto ambiental por el decaimiento de los pastos del suelo público; como ya vimos, en lo cercano a las secciones con naturaleza prevalece la vivacidad; difícilmente habrá vitalidad en divisiones urbanas provistas, en general, de pavimentos sin diseños arbolados y pastizales que merman la convivencia de las personas y disminuyen la sensación de bienestar social, demeritando la importancia del binomio lugares verdes-infraestructura gris con dotaciones de vitalidad y movilidad sostenible.

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