Escrito por: José Giberth García Campoy / CEO Fotca / Contacto: contactocampoy@gmail.com
La lucha por prestar los diferentes servicios de transporte en las grandes urbes, se detonan por historias de paciencia, servicio y resistencia. Todo comienza con el crecimiento desmedido poblacional que tienen las urbes y que nadie, por razones de negocio, da soluciones.
Ante esto, se requieren transportes que sirvan de alimentadores y conectores de servicios masivos o primarios, para que los usuarios puedan moverse y lograr llegar a sus destinos, sin embargo, por años fue nula la inversión para crear redes de conexión masiva, ya que las llamadas peseras se ajustaron a dar un servicio metropolitano; algunas con trayectos hasta de 30 km, ya que la mancha urbana así lo ha requerido, dando como resultado la creación de microciudades dormitorios y asentamientos de pequeña propiedad, lo que provocó que poco a poco hayan sido superados los servicios de movilidad por la gran saturación de las vialidades, tramos que desde hace 20 años el desplazamiento era de 50 minutos (ya que se usaban vías con peaje), se ha modificado a ser mayores a 2 y media horas, con suerte, que no haya complicaciones en los trayectos. Y un costo de inversión en parque vehicular, unidades con costo de 600 mil y hasta 1.2 millones de pesos, aproximadamente.
Cabe mencionar que la delincuencia, quien es protagonista, cada vez más agresiva, con la intención de hacer daño a los ciudadanos, llámese transeúntes de a pie, en automóviles, en transporte público, que en todo momento acecha a toda hora, ya sea de día o de noche, y sobre todo en horas pico, y que ya, es muy común en ciertas rutas.
La “movilidad de barrio”, que es, la que alimenta al transporte masivo como lo es, el Metro, Cablebús, Tren Elevado, entre otros, de la población que se encuentra viviendo en las periferias de esta gran ciudad; y que ahora parece ofender a estos ofertantes del servicio, ya que su popularidad crece sin control, ya que su servicio es rápido, seguro y no están a merced de reglas de los transportistas, que todos los días crean nuevas tarifas y métodos para tratar de hacer mayores ingresos; el mayor número, se encuentra asentado en las zonas del Estado de México, que se aferran a un cambio, y con los nuevos ramales de servicios de BRT Y Trolebús que mueven grandes masas y con bajo costo para el usuario.
Se estrenarán nuevas rutas en la zona oriente y esto hará que se muevan las logísticas en su totalidad, ya que muchas rutas serán inoperantes, la oferta se reducirá a un servicio de 1 a 3 km para la conexión a una estación de este tipo. Lo que anuncia su caída inminente, avisando que, quieren seguir ofertando con ramales pequeños y flexibles; sin embargo, es una presentación únicamente ante los funcionarios para no perder privilegios, aunque en su actuar real están ejecutando otros planes bajo el agua.
La realidad sale a flote y es evidente que tratan de esconder sus travesuras ante las autoridades, y es que muchos de los propietarios ya comienzan a invertir en transportes más ligeros y pequeños que sirvan de alimentadores para los nuevos servicios, a tal grado que algunos con chequeras listas adquieren una unidad por mes, siendo que la inversión no supera los 100 mil pesos.
Sin embargo, en las reuniones con los diferentes órganos gubernamentales (estado y municipio) amenazan con quemar, vandalizar y no permitir la permanencia de estos nuevos modelos de servicio sin garantizar la movilidad de las regiones donde se requerirán ante las nuevas formas de transporte.
El ejemplo más claro y reciente se dio en la CDMX, particularmente en la alcaldía Iztapalapa, con los concesionarios y propietarios de la ruta 14, quienes negociaron, para la entrada del trolebús elevado ante la autoridad municipal, se quejaban de la operación de los motocarros y exigían su retiro, sin embargo, ellos ya se habían confabulado con funcionarios y a la fecha, son dueños de más de 200 unidades, en un parque de 550 unidades que se encuentran en la zona, mejor conocido como los 8 barrios de Iztapalapa. En reuniones de seguimiento, se niegan a reconocer su inversión, según ellos para no dejar huella, pero ante los ojos de la comunidad y los operadores es evidente, y en el barrio no lo pueden ocultar.
Ante este tipo de expresiones, quienes vemos como gran solución los servicios de última milla sabemos que el presente y futuro es la movilidad en pequeñas unidades, sin embargo se debe exigir que existan protocolos, mecanismos, representación para poder trabajar de la mano y en conjunto con las necesidades de los usuarios, sin afectar a terceros y cumpliendo el mandato que establece la norma, siendo muy importante que la consolidación de este medio, apenas va en un periodo inicial, esperando una gran evolución.
En estos momentos podemos decir que la movilidad de barrio será de las primeras en migrar a tecnologías limpias, aprovechar las nuevas herramientas y ser ejemplo social para alentar mejores barrios y ciudades que tanto nos hace falta.
El Estado debe seguir avanzado en proyectos de movilidad masiva y el transportista a través del cooperativismo ser el conector y alimentador de los usuarios para estos medios de solución de movilidad.