Al viajar a bordo de un camión o el Macrobús, cuatro de cada 10 usuarios dijeron no sentirse seguros, de acuerdo con el estudio Moverse en GDL, 2022.
Jalisco cómo vamos
Recientemente me enteré de las agresiones que se están llevando a cabo en el transporte de la Ciudad de México, a las que han denominado “pinchazos” (ya que se realizan con jeringas), y que este modo de agresión va en aumento. Esta modalidad, de acuerdo con lo investigado, no ha llegado al AMG (Área Metropolitana de Guadalajara). La verdad es que este nuevo modelo de agresión en el transporte urbano debe verse con precaución, ya que las personas que se dedican a obtener recursos de manera ilícita pudieran implementarla en nuestra ciudad. Reza el refrán: “cuando veas las barbas de tu vecino quemar, pon las tuyas a remojar”. Esta es la oportunidad para que nuestro flamante gobierno demuestre su proactividad e implemente un protocolo de prevención ante esta nueva modalidad.
Bueno, este no es el tema del que quiero hablar. Quiero hablar del añejo problema del acoso sexual en el transporte público. Es importante señalar que, de las personas entrevistadas en la encuesta realizada por el IMEPLAN en 2021, el 12.1% fueron víctimas de algún delito. Para 2023, con la misma vitrina metodológica, este porcentaje bajó al 6% de los entrevistados. Desafortunadamente, de las víctimas en 2021, el 18% lo fueron por acoso sexual, y para 2023 el porcentaje se incrementó al 20%. Aunque el porcentaje de víctimas de delitos en el transporte público en general fue menor, porcentualmente se incrementaron los delitos sexuales, siendo este problema una asignatura pendiente para esta administración estatal.
Los datos arriba señalados explican el sentimiento de inseguridad de las usuarias del transporte. Hablo del incremento porcentual en el acoso sexual. Este sentimiento nos hace hacernos una serie de preguntas: ¿por qué es mayor el porcentaje de mujeres que usan el transporte público? ¿Es necesaria la separación de las mujeres en el transporte público? ¿La inseguridad aleja a las mujeres del transporte público? ¿Se atiende la inseguridad de las mujeres en el transporte público? ¿Cómo garantizar la seguridad de las mujeres en el transporte público?
Creo que podríamos hacernos más preguntas. Recordemos que, haciéndonos una buena pregunta, tenemos un alto porcentaje de posibilidades de resolver adecuadamente el problema que padecen las mujeres. En lo personal, yo le dedicaría más tiempo a conocer las buenas prácticas que han implementado otras ciudades en diferentes latitudes.
Se propone implementar una estrategia integral con medidas como campañas de concientización, capacitación a operadores, descensos nocturnos fuera de paradas establecidas, sistemas de alerta y evaluación constante, para prevenir el acoso y garantizar la seguridad de las mujeres en el transporte público.
De acuerdo con la entonces directora del IMEPLAN, en 2018 se realizó la última campaña de difusión para combatir las agresiones de género en el transporte público, la cual fue denominada “Expulsemos el acoso sexual”. Es necesario que las autoridades retomen este tipo de campañas de prevención y capacitación para disminuir este problema, en las que se incluyan a los usuarios y a los operadores del servicio. Estos últimos, para estar capacitados en cómo actuar cuando se presenten este tipo de agresiones.
Es importante mencionar que, con el uso obligatorio de cámaras en las unidades de transporte, queda demostrada su efectividad al reducir el número de delitos en general, ya que desalientan a los delincuentes para asaltar a los usuarios. Queda pendiente desarrollar una política que elimine lo que es una barrera para el uso del transporte público.
Al integrarse las mujeres en el mundo laboral, por sus responsabilidades laborales y familiares, son más los viajes realizados por este género. De acuerdo con las estadísticas del IMEPLAN, del total de delitos de acoso sexual, el 87% se cometen contra mujeres.
En noviembre de 2024, el AMG presentó una distribución de motivos de los viajes, que, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud, se clasifican de la manera siguiente:
- Situaciones relacionadas con los cuidados (llevar y recoger infantes a la escuela, compra de alimentos, provisión de otros bienes y la salud), 39%
- Trabajo, 35%
- Estudio, 13.4%
- Recreativos, 10.3%
- Diversos fines, 2.3%
Esta distribución deja en claro el porqué las mujeres usan más este modo de transporte.
La WRI (World Resources Institute) sustenta que la calle y el transporte público son espacios donde “se cruzan distintos tipos y modalidades de violencia contra las mujeres y niñas, y donde se registran con mayor frecuencia hechos de agresión y hostigamiento sexual, que van desde agresiones verbales, comentarios ofensivos, tocamientos, miradas lascivas, hasta violaciones y feminicidios”. Estos hechos provocan sus preocupaciones, haciéndolas modificar sus prácticas de movilidad, que van desde evitar las líneas de transporte consideradas peligrosas, viajar acompañadas, hasta el cambio de modo.
Las buenas prácticas iniciadas en otros países pudieran servirle a nuestras autoridades, tales como: campañas de comunicación metropolitana, capacitación a los choferes sobre cómo enfrentar estas agresiones, los sistemas de descensos fuera de las paradas obligatorias en horario nocturno, aplicaciones de alerta y/o denuncia, así como implementar grupos de recorridos integrados por la sociedad civil, autoridades y operadores del servicio para determinar áreas susceptibles.
Liberar el AMG de este flagelo debe ser prioridad de las autoridades de transporte, por lo que deben iniciar con una política que enfrente este problema e impulsar acciones que hayan dado resultados positivos en otras ciudades. Después de investigar la actuación de otras autoridades y seleccionando las más acordes a nuestra metrópoli, propongo se consideren las siguientes:
A. Desarrollar recorridos exploratorios o participativos para identificar y mejorar zonas inseguras.
B. Concientizar a usuarios del transporte y alentarlos a rechazar estos comportamientos inaceptables mediante campañas de concienciación.
C. Implementar mensajes continuos sobre el acoso sexual y la violencia de género, aplicables a los viajeros.
D. Facilitar la movilidad de las mujeres durante la noche, utilizando el sistema de ascensos y descensos acordes a la demanda.
E. Evaluar los casos de acoso sexual en la dependencia responsable.
F. Implementar un número de teléfono de emergencia universal.
G. Configurar una alerta SMS.
H. Desarrollar nuevas herramientas de alerta y presentación de informes digitales.
I. Garantizar un seguimiento continuo del fenómeno (estudios, encuestas, etc.).
J. Establecer un sistema de formación del personal de las empresas de transporte sobre la cuestión del acoso sexual, con el fin de mejorar el apoyo a las víctimas.
El acoso sexual en el transporte público del Área Metropolitana de Guadalajara ha aumentado en proporción, a pesar de la disminución general de delitos, lo que evidencia una asignatura pendiente en la política de seguridad pública.
Finalmente, mejorar la calidad del servicio es brindarles seguridad a los usuarios. Recordemos que las mujeres son un porcentaje mayor, por lo que estas están dejando de usar este servicio al no sentirse seguras en sus viajes. Asimismo, debemos recordar que brindar seguridad en el servicio es también una forma de controlar el crecimiento del auto particular.




































