El uso cotidiano del transporte público se ha convertido en uno de los principales factores de inseguridad para estudiantes universitarios en Quintana Roo. Un diagnóstico estatal elaborado por coordinadores de cultura de paz en universidades reveló que entre 80 y 85% del alumnado utiliza transporte público, pero 72% de quienes lo hacen se sienten inseguros durante sus traslados, una situación que impacta directamente en su bienestar y permanencia escolar.
El estudio, aplicado a 13 mil estudiantes de nivel profesional entre 2024 y 2025, identificó múltiples factores que generan esta percepción de riesgo: deficiente iluminación, horarios nocturnos, saturación de unidades, límites de velocidad y condiciones de los paraderos. Para miles de jóvenes, el trayecto hacia la universidad representa un momento de vulnerabilidad más que de conexión con oportunidades educativas.
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El diagnóstico también evidenció realidades sociales que suelen pasar desapercibidas. Ocho por ciento de los estudiantes son madres o padres, mientras que 12% no lo son, pero tienen a su cargo a un familiar, responsabilidades que, sumadas a la inseguridad en el transporte, afectan su estabilidad emocional, su concentración y su proceso de aprendizaje.
Desde las universidades, el llamado es claro: estos datos deben traducirse en políticas públicas que prioricen la seguridad en los entornos educativos y de movilidad. En ese sentido, ya se solicitó la intervención del Instituto de Movilidad del Estado de Quintana Roo (Imoveqroo) para atender las condiciones de rutas, paraderos y horarios, particularmente en zonas universitarias como el bulevar Colosio en Cancún, donde incluso ya opera una unidad piloto para mejorar el servicio.
El diagnóstico también fortaleció la coordinación con instancias de Seguridad Ciudadana y atención a la violencia de género, permitiendo la capacitación de 3,400 estudiantes durante 2025 en temas de denuncia, protocolos y acompañamiento legal, además de la instalación de buzones y sistemas digitales de denuncia anónima.
Más allá de los números, el mensaje es contundente: garantizar traslados seguros no es solo un tema de movilidad, sino un factor clave para proteger el derecho a la educación y la salud emocional de miles de jóvenes en Quintana Roo.
