Escrito por: Francisco Javier Campos García / Especialista en espacio público y movilidad urbana
En tiempos anteriores a Marc Augé, Henri Lefebvre, hablaba de los espacios sociales y su función dentro de las ciudades para contrarrestar que las relaciones que naturalmente se dan en el espacio urbano por las dinámicas de poder, de capital y del libre mercado, poniendo a los espacios públicos como un contra peso en la balanza para poder afrontar la influencia de las dinámicas privatizadoras y excluyentes que caracterizan a el neoliberalismo como ideología.
Esto, en la vida de las personas, ya desde este tiempo nos alertaba sobre cómo estas dinámicas llevan a los espacios públicos y sociales a perder su autenticidad y convertirse en lugares de consumo; es claro que tenían razón.
Podemos ver hoy que el debilitamiento de lo público ante lo privado es real y mucho más salvaje de lo que advirtieron, los centros comerciales empezaron a emular la imagen de un parque, hasta llevan este tipo de nombres, parque delta, toreo, tezozomoc, etc. tema que llegó a su punto más ilógico en la ciudad de México cuando apareció OASIS, al sur de la ciudad, pues es como un discurso de un OASIS dentro de la ciudad, como si la ciudad fuera algo feo, algo malo, que no nos cuida a las personas y tuviéramos que ir a este tipo de lugares para poder estar seguros y disfrutar.
Otro ejemplo de esto, es también el tema de la vivienda en dos claras aristas producidas por el libre mercado, y por pensar que no es el Estado el ente que debe de garantizar que las personas tengan una buena calidad de vida.
- La crisis de vivienda que se registra en este momento en el mundo no tiene precedentes, son muy pocas las ciudades alrededor del planeta que no sufren las consecuencias de no poder garantizar a sus habitantes el acceso a una vivienda digna, pues claro, lo que pasa es que los gobiernos, al no responsabilizarse del tema dejaron hacer de esta demanda básica un negocio a empresas privadas, desarrolladores, etc., quienes ahora controlan el precio del suelo y del mercado de vivienda haciéndolo inaccesible para la mayor parte de los sectores de la población.
-
Debido a esta problemática, empezaron a surgir los asentamientos irregulares, claro, no porque el gobierno se deslindo del problema casi por completo este desapareció, y el resultado de esta política fallida o incapacidad del Estado para garantizar el acceso a este bien se vio reflejado en asentamientos irregulares, invasiones, especulación del suelo, irregularidades ambientales; y también en otro problema generado por el neoliberalismo que es un gran negocio a costa de los más pobres, ya que las empresas fabricantes de concreto se posicionaron por lo menos en México como la única manera de construir, prácticamente, porque fueron las que invirtieron y que se consolidaron como los líderes en el mercado y porque tuvieron la sutileza de hacer manuales enseñándole “de manera gentil” a la gente y a los constructores como vivir y tener una vida mejor, es decir, su campaña fue tan exitosa que lograron posicionarse como un anhelo. La gente hoy suele aspirar a tener una casa “de material” y rechazan cualquier método constructivo que no sea este, porque la gente piensa que es mejor que los sistemas constructivos originales de México, es verdaderamente impresionante.
Claro, esta idea de mercado resultó en una estética urbana genérica, estética urbana que al tener que ver con un modelo económico y no con un territorio en específico, ha generado que todas las ciudades en México sean iguales y que las construcciones en ellas estén ligadas al libre mercado y no a su cultura, por lo que son ciudades genéricas, sin identidad, sin un auténtico anhelo. Este problema en el país ha generado que las construcciones en Nuevo Laredo, sean iguales que en Tabasco, cosa que en principio no era así y que no está sujeto a ninguna lógica ni constructiva, ni tampoco cultural, lo cual en un país como México es algo sumamente triste, y lo más triste es como el sistema económico en el mundo es casi el mismo en todos lados. Podemos encontrar que pasa lo mismo en Río de Janeiro, pero también en Sierra Leona, lo cual resulta aún más ilógico, ya que nos encontramos con que el resultado de lo que Augé, Lefebvre y otros pensadores alertaron que podía pasar, se hizo realidad y además de una manera brutal y muy difícil de frenar; el problema es enorme y muy complejo.
El problema de todo esto, en resumen, es que la calidad de vida de las personas disminuye y que en muchos de los casos seres humanos viven mal, lo cual es ilógico tolerar, pues en principio el ser humano inventó las ciudades para mejorar la calidad de vida de las personas y esto no está pasando; solo tenemos construcciones que no cuidan ni las necesidades espaciales de las personas ni tampoco su espíritu.
Debemos en el futuro abonar a tres cosas:
– 1 –
Fortalecer la presencia del Estado como eje rector de la planeación y de la imagen urbana como elemento clave para mejorar la calidad espacial y la identidad de las ciudades mexicanas, tomando en cuenta la calidad del diseño arquitectónico en espacios públicos, equipamientos públicos e infraestructuras como elementos para elevar el espíritu.
– 2 –
Establecer una mejor manera de implementar los recursos públicos en las ciudades garantizando que la planeación y diseño tanto de las políticas públicas como del diseño de lo público en general sean realizadas por los especialistas más calificados disponibles en México para garantizar la calidad de estos, es decir: planear más y mejor, así como construir menos, pero sobre todo fijar el rumbo de las ciudades que queremos; debemos apostar por ciudades que cuiden a las personas, la guerra es contra la mala calidad de vida.
– 3 –
Establecer que debe de haber un control público del suelo, ya que la ciudad no es una mercancía, es un derecho y el Estado es quien debe de garantizar el acceso a la buena calidad de vida de las personas; las ciudades deben de cuidar a las personas, aumentar sus oportunidades y garantizar que vivan bien, hoy pasa lo contrario, la calidad de vida es para unos cuantos, por lo que debemos garantizar en el futuro, que este bienestar sea para todos.
Si ya tenemos identificado el problema, sabemos como arreglarlo y tenemos los recursos para hacerlo es inhumano no hacerlo ¿Por qué no lo hacemos?