El transporte público irregular y su demanda atraída - Pasajero7

El transporte público irregular y su demanda atraída

opinion felipe duque

Los transportes públicos concesionados fracasan principalmente por la certidumbre que otorga el título concesión. El servicio continuo que supone la posesión de un documento sin vigencia, es la principal razón que los sistemas regulados vayan en declive notoriamente. Visto así, la certidumbre de seguir en el mercado regulado es la causa de desapego a las necesidades actuales de movilidad, y su efecto, en el mejor de los casos, será demanda atraída hacia las ofertas no reguladas por instituciones encargadas. En esta ocasión escribo en referencia de lo anterior e ilustro las implicancias de la irregularidad, el papel que desempeñan las instituciones en tal problema y los beneficios obtenidos, en términos de oferta adicional necesaria para diversos usuarios.

tabla 1 duque

Como puede observarse, la ocupación pública concesionada se dirige al fracaso en aras de operar con visión de permanencia heredable, creando oligopolios maduros sin rumbo estructurado en calidad de servicio. Con esto, no externo una opinión en favor de la irregularidad, con mi texto, aporto líneas de acción ante exigencias cotidianas de transporte público eficiente para las ciudades. Los usuarios del transporte estamos al tanto de su irregularidad, palpamos su vertiginoso crecimiento y en ocasiones hasta lo celebramos, por ello, es menester que la demanda cautiva disponga de mejores estándares de calidad en torno a los sistemas regulares, de no ser así, el título concesión y su marco jurídico estarán definidos por presiones constantes sin cambios notables en aplicaciones efectivas.

El qué hacer para lograr la distensión institucional, está claro: centrarse en las necesidades del usuario, deberse a la población que sigue manteniendo los modos y medios de transporte público. Las modalidades concesionadas están fracasando porque se visualizan como dueños, no del servicio, sino a veces, de la petición de transporte, empero, otorgado en condiciones precarias de calidad y cantidad. Por su parte, la atención irregular está ganando terreno porque centra su operación en la suma de prioridades: facilidad de pago, costo, conocimiento de la identidad prestador, tiempos de espera y viaje, percepción de seguridad durante los trayectos, actitud del conductor, calidad, confort, limpieza, entre otros aspectos importantes, conocidos y aprovechados al momento.

Entonces el problema no es social ni económico sino político-cultural. Decisiones políticas de acoger el servicio dadas sus condiciones, cualesquiera sean entorno a su calidad y cantidad, han hecho del mercado concesionado infortunas persistentes en demerito del crecimiento y fortalecimiento institucional. A diferencia de lo arraigado como creencia colectiva, opino que el título concesión para nada es un patrimonio inamovible del sector, ¿Por qué? Porqué, así como los traslados no son un fin en sí mismos para sus usuarios, el transporte no es un medio para heredar cualidad a la postre, es un modo que requiere de reconfiguración y apego a las constantes dinámicas de demanda, ya que, sus fracturas de mercado concesionario son la suma de políticas públicas de mejoras postergadas, de incentivos financieros bloqueados por constantes vicios de menor calidad asumida y cantidad servida.

tabla 2 duque

En la Figura anterior ilustré el círculo vicioso del transporte concesionado, cuya operación mantiene la demanda cautiva y otorga terreno a los ejercicios sin distinción, desequilibrando el mercado regular y fortaleciéndose con usuarios atraídos y a su vez, rompiendo la armonía acostumbrada, afectando la estabilidad institucional y presionando para que las autoridades lejos de administrar, hagan uso de sus herramientas de control con sanciones, rompiendo nuevamente la estabilidad del comercio de transporte. Se trata pues de otro círculo vicioso, el cual implica participación tripartita (política, sociedad y proveedor) y sugiero romperlo con base en los siguientes puntos estratégicos de movilidad.

  • Innovar, después de administrar
  • Regular, más allá de sancionar
  • Atraer, sin seccionar

Juzgo la regulación del transporte intitulado, una fortaleza del mercado concesionado, puesto que, el primero aleja los riesgos de desaparecer al segundo en la medida que entendamos: la demanda no es nuestra; se trata únicamente de un reclamo momentáneo de oferta suficiente, entonces  ambos prevalecerán con posibilidades maduras de crecimiento y distensión institucional (ver Figura 2).

Si las instituciones no atienden con IRA (Innovación, Regulación y Atracción) los sistemas de transporte público, dejarán que por sí solas, las exigencias sociales, equilibre el mercado. Con ello, paulatinamente los mejores en atención a prioridades de usuario ganarán terreno y los desafortunados terminarán fuera de la balanza de oferta y demanda del sistema.

Como en cualquier sistema competente, el transporte irregular aprovecha el descontrol de la dotación regulada y se enfoca al disfrute de demanda retraída y desatendida por otros negocios; su importancia radica en el predominio de cambio de visión en operación, ofreciendo variaciones que la gente está dispuesta a costear y las instituciones permiten operar. En ese entender, el ejercicio concesionado no es una propiedad privada, debe verse y atenderse como una prestación tal cual; al desistir de innovaciones deberá removerse o reemplazarse por una prestación acorde a los reclamos de los usuarios. Las concesiones: documentos sin vigencia, deberían ser títulos de evaluación y calificación del encargo, que abonen certidumbre real de pertenencia y vigencia a la postre en el mercado.