En la década de los años 30, León, Guanajuato era un pequeño poblado que comenzaba a despuntar en la industria del calzado. No había grandes edificios y las calles tampoco estaban pavimentadas. Apenas en 1904, se vio por primera vez circular un vehículo por sus caminos de terracería y si los leoneses necesitaban transportarse a otros rumbos lo hacían mediante trenes, caballos, burros o bicicletas.
En los años 30, la zona del Bajío no contaba con un medio para desplazarse de un poblado a otro o para cubrir sus necesidades de comercio y turismo. La movilidad mejoró hasta que llegaron los autobuses de transporte de pasajero, entre ellos Flecha Amarilla. A las 7:30 de la mañana del 12 de noviembre de 1932, salió el primer autobús de Flecha Amarilla, de la calle Belisario Domínguez 102, a una cuadra del centro de León.
Esas primeras unidades eran de las denominadas “julias” o “polleras”, debido a que en la parte superior los pasajeros podían transportar animales, entre ellos gallinas y guajolotes. El autobús estaba adecuado para transportar a unas 10 personas sentadas en unas bancas de madera.
El trayecto de León a Irapuato ahora es casi de 69 kilómetros, pero en aquella época, el viaje se hacía más largo pues los autobuses circulaban a una velocidad muy baja, no había carreteras, ni empedrados. Cabe destacar que de León a la Ciudad de México se hacían en 11 horas, cuando hoy el trayecto se realiza en menos de 5 horas.
Así como apenas comenzaban los caminos, también iniciaba la industria del zapato. En los años treinta no había mercados, ni grandes fábricas. León era conocido como “La Ciudad de los Talleres” y tenía una población de 99,457 habitantes, el 35% de la población económicamente activa se dedicaba a trabajar en los talleres.
Por los caminos de terracería era común ver a animales transportar mercancías o pasaje y la gran mayoría de los habitantes tenían que caminar por las veredas para llegar su destino; los que contaban con mejor posición económica se transportaban en carretas o carrozas, por lo que la llegada de los primeros autobuses de Flecha Amarilla, fueron una herramienta para agilizar la movilidad, el desarrollo y comercio de la región.
En la década de los 30, en León ya circulaban alrededor de 400 automóviles particulares pero no era suficientes para cubrir las necesidades de esta ciudad en crecimiento, entonces también inició la industria del autotransporte; en pocos años en las calles también se movían unos 40 autobuses de pasajeros que trasladaban a los habitantes hacia otras comunidades.
De este modo, a finales de la década de los treinta se creó la “Línea León–Querétaro”, seguida de la “Línea León–Irapuato” y el 18 de abril de 1942, la mayoría de los camioneros de la ruta conformaron Autobuses Flecha Amarilla Línea “León–Querétaro”.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), a principios de siglo XX la infraestructura de caminos en el país era muy poca, ya que al inicio de la década de los 30 había 32.5 mil automóviles registrados en todo país y se contaba con 1, 426 kilómetros de carreteras, de las cuales 541 kilómetros apenas estaban pavimentadas, 256 estaban revestidas y 629 eran de terracería.
Después de la llegada Flecha Amarilla, la construcción de carreteras se incrementó, en parte, al aumento de flota vehicular pues para 1934 los automóviles se habían duplicado hasta alcanzar los 74.2 mil vehículos. A partir de 1940, el Gobierno Federal mantuvo una idea de progreso que se expresó en la construcción de carreteras.
No obstante, fue hasta el 18 de junio de 1948 cuando se fusionan diferentes empresas de autotransporte como la “Línea México–Querétaro–San Luis Potosí y Anexas, Flecha Roja” para constituirse “Autobuses Flecha Amarilla”, con domicilio social en la ciudad de Querétaro. En 1954 se constituyó “Autobuses Centrales de México, Flecha Amarilla”, la cual quedó registrada el 19 de febrero de 1958.
De este modo, a finales de la década de los treinta se creó la “Línea León–Querétaro”, seguida de la “Línea León–Irapuato” y el 18 de abril de 1942, la mayoría de los camioneros de la ruta conformaron Autobuses Flecha Amarilla Línea “León–Querétaro”.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), a principios de siglo XX la infraestructura de caminos en el país era muy poca, ya que al inicio de la década de los 30 había 32.5 mil automóviles registrados en todo país y se contaba con 1, 426 kilómetros de carreteras, de las cuales 541 kilómetros apenas estaban pavimentadas, 256 estaban revestidas y 629 eran de terracería.
Después de la llegada Flecha Amarilla, la construcción de carreteras se incrementó, en parte, al aumento de flota vehicular pues para 1934 los automóviles se habían duplicado hasta alcanzar los 74.2 mil vehículos. A partir de 1940, el Gobierno Federal mantuvo una idea de progreso que se expresó en la construcción de carreteras.
No obstante, fue hasta el 18 de junio de 1948 cuando se fusionan diferentes empresas de autotransporte como la “Línea México–Querétaro–San Luis Potosí y Anexas, Flecha Roja” para constituirse “Autobuses Flecha Amarilla”, con domicilio social en la ciudad de Querétaro. En 1954 se constituyó “Autobuses Centrales de México, Flecha Amarilla”, la cual quedó registrada el 19 de febrero de 1958.
En la actualidad, Flecha Amarilla, que forma parte desde 1991 de Primera Plus de Grupo IAMSA y tiene servicio de lujo, primera clase, regular y económico, es de los principales transportistas de la zona centro y occidente del país con 4 mil unidades que permiten trasladar a alrededor de 7 millones de pasajeros mensualmente.
Cabe destacar que ahora León es la ciudad con la mayor industria del zapato en el país y según el Censo de Población y Vivienda del 2010, cuenta 1,792,047 habitantes y es una de las capitales más pobladas de México.
Además, en términos de transporte esta ciudad fue la primera en México en implementar el sistema de autobuses articulados BRT (Bus Rapid Transit) en septiembre del 2003, mucho antes que llegara el Metrobús, Transmetro o el Macrobús.