Por Leonardo Meira
Doctor en Ingeniería / Profesor en la Universidad de Pernambuco, Brasil / Colaborador ALATPU.
Desde al menos mediados de la década de los años 70, los patrones de producción y consumo mundiales han generado preocupación por el agotamiento de los recursos naturales. Animado por estas discusiones, el informe Nuestro Futuro Común, también conocido como Informe Brundtland de la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo (World Commission on Environment and Development – WCED, en inglés), conceptualizó el Desarrollo Sostenible, refiriéndose a varios sectores urbanos. La expresión “movilidad sostenible” se introdujo en la agenda internacional en el Libro Verde sobre el Impacto del Transporte en el Medio Ambiente – EUCOM de 1992.
En este mismo periodo, muchos países en desarrollo han experimentado un rápido proceso de urbanización. Asimismo, en estos países, el crecimiento del parque automotor ha sido más dinámico que el aumento de la población y la escalabilidad de la infraestructura urbana para recibir efectivamente este crecimiento. Lo que se puede decir al respecto es que generalmente quienes poseen un automóvil particular lo utilizan como su principal medio de transporte. El coche privado acaba siendo para muchos un símbolo de poder, estatus y autonomía. De ahí que frenar el crecimiento y uso del vehículo privado no parezca tarea fácil.
En principio, se podría imaginar que el uso de coches privados no plantea mayores problemas. Sin embargo, es importante señalar que el aumento en el uso de vehículos, especialmente de automóviles y motocicletas particulares, trae varias consecuencias negativas. Entre ellos, podemos mencionar el aumento de la congestión y la accidentalidad, ampliación en el consumo de combustible, la contaminación acústica y ambiental y aumento de los tiempos de viaje. Este uso indiscriminado también deteriora la fiabilidad y puntualidad del transporte público y promueve la exclusión social, la inactividad e incluso la obesidad entre las personas. De esta forma, se puede decir que este incremento en el uso del vehículo privado individual no contribuye al desarrollo sostenible.
Como evolución de la discusión en torno al concepto de desarrollo sostenible en la Conferencia Rio+20 en 2015, las Naciones Unidas adoptaron la Agenda 2030. Esta provee un plan compartido para la paz y la prosperidad de las personas y el planeta. La Agenda 2030 propuso 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y 169 objetivos (Tabla 1) relacionados para alcanzar los ODS para poner fin a la pobreza, luchar contra la desigualdad e injusticia y abordar el cambio climático para 2030 (los datos de las Tablas 1 y 2 se pueden consultar en https://sdgs.un.org/goals en inglés, español, francés y otros idiomas). Posteriormente, la ONU propuso 241 indicadores para monitorear los 169 objetivos, ofreciendo orientación de que deberían ser refinados anualmente.
Aunque la Agenda 2030 no tiene un ODS específico para el transporte, la implementación de gran parte de sus estrategias depende de él. Para lograr un desarrollo sostenible, es muy importante que las personas tomen conciencia de la necesidad de reducir el uso del vehículo privado y busquen opciones de movilidad más sostenibles, como caminar, andar en bicicleta o utilizar el transporte público. Entonces, es necesario formular políticas para cambiar el comportamiento de las personas de manera que el sector del transporte pueda lograr los ODS.
Muchos estudiosos dicen que la Agenda 2030 es ambiciosa. Sin embargo, la Agenda 2030 no menciona directamente el impacto que tiene el sector del transporte en la economía, el medio ambiente y el bienestar social, que son pilares del desarrollo sostenible. En respuesta a las críticas sobre la ausencia de un vínculo explícito entre los ODS y el sector del transporte, la ONU preparó el documento “Transporte sostenible, desarrollo sostenible” -Informe interinstitucional de la Segunda Conferencia Mundial sobre Transporte Sostenible (sustainable transport, sustainable development – Interagency report for second Global Sustainable Transport Conference, en inglés). En este informe, la ONU reconoce el papel del transporte como facilitador para que otros sectores contribuyan a alcanzar los ODSs, al igual que otros sectores también pueden contribuir a hacer el transporte más sostenible.
Estudios académicos muestran que el sector del transporte afecta directamente a 10 ODS a través de 20 objetivos (Tabla 2). Asimismo, existen 41 indicadores que muestran la dependencia de los datos del transporte relacionados con 14 ODS.
Las políticas de transporte deben guiar a las ciudades hacia el desarrollo sostenible y los ODS. Por lo tanto, estos objetivos e indicadores destacados deben ser considerados en la formulación, implementación y evaluación de las políticas de transporte.
Además, la participación de la sociedad es esencial en la planificación, implementación, monitoreo y evaluación de estrategias y políticas de transporte sostenible. Cabe señalar que la aceptación del público es fundamental para la proposición de políticas de transporte, ya que el transporte está presente en la rutina de prácticamente todas las personas. Sin embargo, la inclusión de los principios de desarrollo sostenible en la toma de decisiones de las políticas públicas y su integración con otras políticas públicas sigue siendo un desafío.
